Jesús dijo que, el más importante es el que sirve

1.- El mensaje de la Palabra de Dios

Para entrar en el Reino, hay que superar el egoísmo que pretende convertirnos en el centro de la vida de los demás.

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Solo quien da sin calcular, el que se entrega a los demás, llegará a ser grande.

La propuesta de Jesús es subversiva. Hay que invitar a los que no nos van a pagar: los ciegos, los lisiados y los cojos, los que están excluidos de la vida social y religiosa.

2.- ¿Qué compromiso nos pide el Señor?

Empezar a dar, sin esperar recompensa.

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Frente al orgullo y al interés personal, Jesús proclama que la humildad y la generosidad con los pobres, que no nos van a devolver el favor, son valores del reino. Y reprueba el deseo de figurar, de dominar, de autopromocionarse a costa de los demás, pensando que tenemos más derechos y más méritos que los otros.

Jesús enseña que en la fiesta de la vida, la ley definitiva no puede ser el intercambio: “te doy para que me des, te invito para que me invites”, que es la norma y el estilo de la sociedad de consumo.

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La caridad debe ser desinteresada, gratuita. Debemos servir y darnos a los demás sin esperar que nos den nada a cambio. El testimonio cristiano está en la gratuidad del amor, porque así es el amor de Cristo.

Un signo de la madurez del amor es su capacidad de dar, de darse, aceptando no ser correspondido. Si es adolescente el que necesita recibir, y no sabe dar; el adulto es el que puede dar sin recibir.

La madurez cristiana, presupone y exige la madurez humana. Cristo no nos ofrece otra clase de vida, sino vivir esta única vida con la plenitud del amor humano adulto.

 

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