En forma simultánea a los análisis de los restos de explosivos en los fragmentos de los aviones siniestrados el martes pasado, las autoridades rusas investigan a dos pasajeras chechenas, que viajaron  a bordo de cada una de las aeronaves.

Sus cuerpos no han sido reclamados y  según la prensa de este país, podrían ser las terroristas suicidas que volaron los aviones. Se trata de S. Dzheirjánova y Amanta Nagáyeva, de una de las cuales ya se sabe que su hermano está desaparecido desde que una noche se lo llevaron los soldados rusos.

La historia reciente de Rusia  conoce casos de ataques terroristas suicidas cometidos por mujeres chechenas, que no se han limitado al territorio de Chechenia.

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En julio del 2003 unas veinte personas murieron en Moscú, cuando dos chechenas detonaron cargas explosivas que llevaban adosadas a sus cuerpos, en la entrada de un recinto donde se celebraba un festival de música rock.

Cinco meses después, una kamikaze chechena detonó una bomba a escasos metros del Kremlin, junto al lujoso Hotel Nacional, ataque que  cobró seis muertos y catorce heridos.