Con muestras de asombro, ya los ecuatorianos nos enteramos en julio de las declaraciones de la Ministra de Turismo al afirmar que no hay motivos para que nuestros conciudadanos emigren del país.

No solo es ella quien hace estas afirmaciones erradas, sino economistas que sostienen que los jubilados tienen más de diez subsidios y que lo que ganan es suficiente para sobrevivir.

Una empresaria afirma que los salarios de los trabajadores ecuatorianos son los más elevados de América, y que el dólar trajo la felicidad de ellos, que gozan toda clase de subsidios y ventajas, porque se revalorizaron sus ingresos.

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Habría que preguntarles a estos equivocados ciudadanos si con veinte, cuarenta o ciento treinta y cinco dólares pueden vivir (nuestros jubilados) sin pasar necesidades.

Visiten negocios medianos o empresas, donde el trabajador no gana ni siquiera los ciento treinta y cinco dólares, sino cuarenta o sesenta dólares, con doce y hasta catorce horas de trabajo diarias, sin afiliación al Seguro Social ni bonificaciones; y los despiden en cualquier momento sin indemnizarlos. Las tercerizadoras burlan el Código del Trabajo al marginarlos de todos los beneficios, y con contratos de seis meses de duración y renuncias firmadas al suscribirlos.

La migración de dos millones de ecuatorianos nos demuestra la real situación económica del país, dizque con su macroeconomía estable; pero en realidad es un país en quiebra, ya que afirma no tener dinero para pagar las más elementales obligaciones.

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Econ. Eduardo Cevallos
Froment
Guayaquil