El ayatolá Alí Al Sistani, la autoridad religiosa chiita más venerada de Iraq, persuadió ayer al clérigo rebelde Muqtada Al Sadr para que acepte un acuerdo de paz y terminar una revuelta de tres semanas en la ciudad sagrada de Nayaf.

El acuerdo de paz se logró después de un día sangriento en el que se produjeron enfrentamientos que dejaron al menos 74 muertos.

El Gobierno interino iraquí aceptó la iniciativa de paz propuesta por Al Sistani para poner fin a los combates en Nayaf, anunció anoche el ministro de Estado sin Cartera, Kassem Daoud.

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Daoud dijo también que el Gobierno iraquí financiará la reconstrucción de los edificios destruidos o dañados por los combates que comenzaron hace tres semanas en Nayaf.

Un portavoz del ayatolá Al Sistani había declarado anteriormente que el jefe chiita radical Al Sadr, quien permanecerá en libertad, también había aceptado el plan de paz que prevé entre otras cosas el desarme de las ciudades sagradas de Nayaf y Kufa.

Según el plan de paz, los milicianos del Ejército del Mehdi de Al Sadr tendrán que abandonar la mezquita en la que se encuentra el mausoleo del imán Alí, uno de los lugares más sagrados para los musulmanes chiitas, pero las fuerzas lideradas por Estados Unidos también tienen que retirarse de Nayaf con garantías de que entregarán la seguridad a la policía de Iraq.

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Combates
Ayer, unos 15 seguidores de Al Sistani perdieron la vida en Nayaf y otros 65 resultaron heridos cuando hombres armados dispararon contra efectivos de la policía que trataban de controlar la multitud.

En la cercana ciudad de Kufa, un ataque de mortero contra la principal mezquita de la ciudad mató al menos a 25 partidarios de Al Sadr, mientras que manifestantes chiitas recibieron disparos y al menos 20 de ellos murieron, según dijo un fotógrafo de Reuters. No estaba claro quién abrió fuego ni quién disparó el mortero.