El mundo del derecho laboral en nuestro país tomó un nuevo norte desde el primero de julio; y es que la tan nombrada oralidad para los juicios de trabajo entró en vigencia en un momento que no podría ser mejor, ya que las tan criticadas condiciones del proceso laboral en nuestra judicatura, la convierten en baluarte y esperanza de mayor eficacia para la solución de los conflictos de trabajo.

Se han dicho muchas cosas sobre la ley que establece la oralidad para los juicios laborales, y se han callado muchas otras. Sin embargo, quienes estamos a la expectativa de lo que pueda ocurrir con ella, nos limitamos a esperar sus resultados en procura de la efectividad y celeridad que determina la ley, y que debe caracterizar a la administración de justicia.

El gran tira y afloja del papeleo muchas veces inocuo para los verdaderos fines procesales de los interesados, es reemplazado por la comparecencia de estos últimos ante el juez. La justicia y quienes son responsables de que llegue a toda la nación, tienen una nueva oportunidad para reivindicarse con el pueblo; pero el pueblo también tiene el deber de buscar su justicia.

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Julio César Benítez Cueva
Quito