El presidente republicano George W. Bush,  acusado a menudo de jugar el papel del cow-boy solitario, quiere presentar una  política exterior multilateralista y más conciliadora con sus aliados para  alcanzar un segundo mandato el 2 de noviembre. 
 
"Nadie quiere ser un presidente de guerra ," dijo Bush el 20 de julio ante  militantes republicanos de Iowa (centro), cuando hasta el presente se había  enorgullecido de ese calificativo. 
 
"Quiero ser un presidente de paz ," aseguró, explicando que los  acontecimientos mundiales lo habían obligado a lanzar una guerra en Irak y  Afganistán. 

"Después de otros cuatro años en esta función, quiero que las personas  contemplen (el tiempo pasado) y digan que el mundo es un lugar más pacífico,  que Estados Unidos es un país más seguro", agregó Bush. 
 
En febrero, antes de que los sondeos revelaran una caída del apoyo de los  estadounidenses a la guerra en Irak, Bush había declarado: "Soy un presidente de  guerra. Tomo decisiones aquí, en la sala oval de la Casa Blanca, en materia de  política exterior con la guerra en mente". 
 
Pero Bush, quien en otro tiempo había reclamado la captura de Osama bin  Laden "vivo o muerto" y desafiado a los rebeldes iraquíes que atacaban a las  fuerzas estadounidenses con un "¡Que vengan!", ahora apenas hace referencia al  jefe terrorista de Al Qaida en fuga, y se halla a la defensiva cuando se habla  de la invasión de Irak en 2003. 

Los sondeos revelan que una mayoría de estadounidenses estima que la guerra  en Iraq, que cuesta miles de millones de dólares y que hasta el presente se  cobró la vida de cerca de 1.000 soldados norteamericanos, es un error. Las  armas de destrucción masiva, que sirvieron de pretexto a la guerra, siguen sin  encontrarse. 
 
Una parte del sistema de defensa de Bush consiste en afirmar que estaba en  sintonía con el Consejo de Seguridad de la ONU, que había aprobado una  resolución sobre el desarme de Irak. Pero el Consejo de Seguridad se negó a  aprobar una segunda resolución reclamada por Bush para recurrir a la fuerza  militar. 
 
El presidente estadounidense, que en enero de 2002 incluyó al Irak de  Saddam Hussein, a Irán y a Corea del Norte en un "eje del mal", acusándolos de  apoyar al terrorismo y disponer de armas de destrucción masiva, defiende ahora  un enfoque diplomático internacional para convencer a Teherán y Pyongyang de  abandonar sus programas nucleares. 
 
Regularmente recuerda que "cerca de 40 países están involucrados en  Afganistán, alrededor de 30 países están involucrados en Irak" para refutar las  críticas contra la política unilateralita de Estados Unidos, y subraya los  esfuerzos diplomáticos para desarmar a Libia. 
 
Bush se encuentra cabeza a cabeza en las encuestas sobre intenciones de  voto con su rival demócrata, John Kerry, quien lo acusa de haber arruinado la  simpatía mundial hacia Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de  2001 y de haberse enajenado a aliados tradicionales que se opusieron a la  guerra en Iraq. 
 
"El debate sobre las coaliciones es un debate muy interesante. A veces  pienso que a grosso modo dicen que no hay coalición si los franceses no forman  parte de ella", dijo Bush el 12 de agosto a la cadena CNN. 
 
La seguridad nacional es el segundo gran tema de la elección presidencial  de noviembre y Bush afirma que un mundo más seguro es garantía de seguridad  para Estados Unidos.