Los ataques de un grupo de veteranos de Vietnam a los méritos militares del candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., John Kerry, y los apoyos de otros ex combatientes como respuesta, han devuelto al país el fantasma de su guerra más penosa.

El cruce de acusaciones, respuestas y contraataques ha llevado al país de nuevo a lo que sucedió en las décadas de 1960 y 1970: a la profunda división que la guerra de Vietnam generó entre la población, a pesar de que buena parte de los estadounidenses de la actualidad no conoció el conflicto.

La oficina de campaña de Kerry ha solicitado que la Comisión Federal de Elecciones ordene a un grupo de ex militares –simpatizantes del presidente republicano  George W. Bush– que retire un anuncio que pone en tela de juicio el servicio militar del senador y sugiere que dio la espalda a sus compañeros de armas tras regresar de Vietnam.

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Para los republicanos, los ataques a Kerry, senador por Massachusetts, son legítimos –sin entrar en su veracidad–, ya que ha hecho de su experiencia militar y su condición de voluntario en Vietnam una de las piedras angulares de su candidatura a la Casa Blanca.