¡Qué hermoso  está el Malecón del Salado! Es imposible dejar de sentir el orgullo de ser guayaquileño y de contar nuevamente con este lugar tradicional de nuestra ciudad, que fue de esparcimiento de las familias y encuentros de amigos en la época de nuestros padres.

Lo que no me gustó en la Plaza de los Mariscos es la falta de limpieza y mala ubicación de los baños, porque mientras se disfruta de unos ricos camarones reventados, no es posible que se tenga que presenciar a una fila de caballeros haciendo “pis”.

María Esther Luna Jaramillo
Guayaquil

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Hace pocas semanas se inauguró una espléndida obra arquitectónica en el Malecón del Salado, junto al Puente del Velero.

Una distancia bastante prudente separa mi hogar, en la ciudadela Ferroviaria, de las nuevas instalaciones del Malecón; sin embargo, en la casa, se filtra un ruido continuo producido por el alto volumen de la música que colocan y que, razono, es maximizada por esa maravillosa brisa del estero.

Evidentemente no tengo nada contra el tipo de música que allí se hace escuchar a los visitantes (aunque sugeriría una selección menos silvestre y no desaprovecharía el potencial cultural que se haya en esos parlantes instalados en ambos malecones); pero eso sí no me parece  aceptable que se contravenga la Ley del Medio Ambiente que tiene carácter penal.

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Espero una acción pronta y eficaz de parte de los responsables que, sin duda, no han tenido la intención de violentar la ley y la tranquilidad a la que tienen derecho sus vecinos.

Óscar Santillán
Guayaquil