Ante la gran sorpresa que ha significado para muchos el amplio triunfo del Presidente venezolano en el reciente referendo revocatorio, hay que reconocer que uno se puede sentir medio confundido ante la diversidad de lecturas e interpretaciones que tratan de explicar el amplio triunfo de Chávez. He revisado las siguientes tesis.

Chávez gana porque se dio un fraude científico al momento del conteo de votos, sin que haya existido un verdadero control y transparencia en el proceso del referéndum, más allá del beneplácito de la Fundación Carter y de los observadores de la OEA, para quienes el proceso a pesar de pequeñas irregularidades fue, en su gran contexto, totalmente limpio.
Chávez gana entonces gracias al fraude.

Chávez gana gracias a Fidel, no solo por la permanente atracción que en gran parte del electorado sigue generando la figura del líder cubano, sino porque el gobernante venezolano, quien comparte aficiones como la práctica del béisbol con Castro, ha sabido granjear su amistad, al punto que existen miles de profesores y médicos cubanos ayudando en la revisión y transformación de los caducos sistemas de salud y educación que existían en el país.

Chávez gana gracias a la retórica contra el presidente Bush, el presidente estadounidense más mediocre de las últimas décadas, quien paradójicamente podría también ser reelecto y entonces todos nos estaríamos preguntando, al igual que ahora, cómo diablos semejante inepto, que se cae tan a menudo de la bicicleta, puede gobernar la nación más poderosa del planeta. Chávez gana, por lo tanto, porque sus ataques contra Bush le granjean simpatías en los sectores de izquierda del pueblo venezolano.

Chávez gana porque ha sabido aprovechar de forma eficiente la polarización política de su país, especialmente frente a la realidad de una oposición caprichosa que todavía no comprende el resentimiento inevitable que ha existido en los niveles populares respecto de la clase política tradicional venezolana, que despilfarró miles de millones de dólares en un verdadero festín petrolero que nunca llegó a beneficiar al único destinatario posible: el pueblo venezolano.

Chávez gana precisamente porque Venezuela tiene lo que otros países quieren, petróleo, mucho petróleo y ahora petróleo caro, tanto que pese a las malas relaciones con el Gobierno estadounidense, existen enormes intereses económicos de los Estados Unidos que superan tales malestares y recelos, lo que ha permitido que exista una inversión extranjera de cerca de 25.000 millones de dólares en los últimos años, mientras que un país como el nuestro con una actitud tan amistosa hacia los Estados Unidos, carece de una política petrolera que permita inversiones extranjeras tan necesarias, pero desafortunadamente tan exiguas y limitadas.

Chávez gana por una de esas razones, por todas juntas, porque hay muchas mujeres guapas en Venezuela y porque los analistas políticos siempre se equivocan.