Los nervios eran evidentes en Antonia Cruz, cuando el reloj marcaba las 00h50 de  ayer. El motivo: ver por la televisión a  su hijo Xavier Moreno en una cita olímpica.

Antonia se emocionaba al máximo cada vez que el monitor de 29 pulgadas enfocaba brevemente a Xavier. Junto a ella estaba el resto de sus hijos, además de sobrinos y amigos del atleta ecuatoriano, que corearon constantemente su apoyo.

Al principio las barras eran por Moreno. Al término por Jefferson Pérez. “Ecuador es uno solo”, alentaba Johnny Monserrat, amigo de Xavier y quien se encargó de llevar la batuta de los gritos en la sala de la casa del marchista quiteño. El lugar lució pequeño  debido a los asistentes.

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Ángel Moreno, hermano mayor de Xavier, dijo que la idea de la reunión para ver el evento deportivo fue un pedido de su hermano. “Él siempre tiene la visión de mantener la unión familiar”, comentó Ángel.

Los minutos de la carrera transcurrían y Marco, otro hermano de Xavier, aplacaba los nervios con un cigarrillo.
Después se dirigió donde estaba sentada su madre y la tomó de la mano. Del otro lado estaba su hermana Miriam, quien también sujetaba a Antonia. De esa manera hacían fuerza por el representante deportivo de la familia.

Al final, la sala quedó con cierto silencio porque no se logró ninguna medalla. Ahora la familia Moreno Cruz espera el retorno de Xavier, sobre todo su madre, para darle la bendición a su “pequeño andarín”.