La imagen se quedará hasta el 1 de noviembre próximo, en la remozada catedral de la capital lojana.

El cielo amenazaba con descargar una lluvia torrencial y el frío caló los huesos de la multitud cuando la temperatura bajó hasta los 11 grados centígrados.

A ratos, el clima variaba notablemente y el sol tornaba hasta calurosa la mañana; el fuerte viento refrescaba en otros instantes la jornada.

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Ayer, miles de peregrinos enfrentaron esos cambios climáticos, así como dolores musculares, hambre,  sed y otras necesidades, con la finalidad de acompañar a la imagen de la Virgen del Cisne, en el trayecto final de su romería desde la parroquia del mismo nombre, donde está su templo, hasta la ciudad de Loja.

Protegida por su urna de cristal y con el sombrero de paja que usa cuando sale de peregrinación por el país, la “Churonita” partió de Catamayo, a las 06h00,  cargada en hombros de los gancheros y fieles, rodeados de un cordón de no menos de 100 policías y militares que de a poco permitían el ingreso de los devotos.

El número de elementos de seguridad se incrementó pues el río humano desbordaba  la vía Panamericana. La presencia de fieles cubría al menos 5 kilómetros de distancia.

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En medio de cánticos y oraciones, Rosa Guayllas,  una lojana de 29 años, logró ingresar al círculo que rodea a la imagen para cargar en sus hombros, aunque sea por un momento, a la Virgen de El Cisne.

“Siempre he querido hacer esto, vengo desde Catamayo, ya pasamos El Villonaco y por fin he podido cargarla”, dijo. Guayllas agregó que su devoción fue inculcada desde pequeña por sus padres y ella también ha hecho lo mismo con sus hijos.

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Desde el Valle del Chota, en Imbabura, llegó Juan Carlos Gordillo, de 20 años.

Él llegó para participar en el último tramo de la procesión y aprovechó para ganar dinero.
Vendió  maíz dulce a 30 centavos y esperaba conseguir  al menos unos 50 dólares, durante el trayecto.

María Elena Jadán Minga, de 22 años, también vino del norte del país. Afectada por parálisis cerebral y en su silla de ruedas, Jadán llegó desde Quito junto a sus padres. “Estoy rezando por mi salud y la de mis papás” señaló.

Tras una homilía en el sector conocido como El Villonaco, donde hay una gruta en honor a la Virgen, continuó la procesión y en horas de la tarde la imagen llegó a la Zona Militar de Loja, donde  su comandante Carlos Castro la recibió como “mi Generalísima”.

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El recorrido final hasta la Puerta de la Ciudad mostró los balcones engalanados con flores, mantos, cuadros y  crucifijos que esperaron ser bendecidos al paso de la imagen.

Veintiún obispos y arzobispos del país al igual que el Nuncio apostólico Mons. Alain Paul Lebeaupin y el Cardenal  Mons. Antonio González Zumárraga recibieron a la Virgen en medio de luces, bengalas y música religiosa.

Juntos los prelados siguieron la procesión hasta la rejuvenecida catedral lojana, que mejoró sus retablos y su altar, bañado en pan de oro, para albergar a la Churonita hasta el 1 de noviembre próximo,  fecha en que retorna a su santuario.

PRIOSTES

CASTILLOS

Del 4 al 8 de septiembre las calles aledañas al parque central frente a la Catedral se cierran al tránsito vehicular para la quema de castillos de luces, donados principalmente por priostes azuayos.

Feria
Desde el 4 del mismo mes se tiene prevista la realización de la feria internacional en honor a las fiestas religiosas de la Portentosa. Se prevé la visita de no menos de 700 mil personas, pues las naves del complejo ferial Ciudad de Loja se ampliaron para tener más comerciantes y productos.