El tifón Megi ha alcanzado este viernes la región de Tohoku, en el nordeste de Japón, tras dejar una estela de diez muertos en el suroeste de este país y otros tres en la vecina Corea del Sur, y miles de damnificados.
 
La mayor parte de los fallecidos japoneses por las riadas y aludes de barro causados por el Megi eran residentes de las provincias de Ehime y Kagawa, en la isla suroccidental de Shikoku, donde, al igual que en el oeste del país, el tifón golpeó con especial virulencia desde hace tres días.
 
La décima víctima en Japón es un hombre que se desplazaba en bicicleta y fue golpeado en la cabeza por un cartel arrancado por el vendaval, indicó la agencia Kyodo, que informó de quince heridos.
 
El tifón azotó ayer el archipiélago de Tsushima, en el oeste, y la cercana costa de Corea del Sur, con vendavales de 55 kilómetros por hora y lluvias torrenciales, que causaron al menos tres muertos, dos desaparecidos y 2.400 personas sin hogar, y anegar 1.200 viviendas en la provincia sureña de Cholla.
 
En esa zona meridional de la península coreana, siete aeropuertos tuvieron que cerrar y fueron cancelados 41 vuelos domésticos.
 
El Megi, que significa pez en coreano, es el tifón más fuerte que ha azotado las costas de Japón desde 1962.
 
Con vientos de 108 kilómetros por hora en su centro y una velocidad de 55 kilómetros por hora, según los datos suministrados por el Servicio Meteorológico Nacional nipón, el tifón afectó hoy la isla norteña de Hokkaido, en su costa sudeste, con lluvias de hasta 70 milímetros.