Con la ratificación de argumentos de las partes demandante y demandada dentro del juicio que enfrenta Chevron Texaco por contaminación ambiental, terminó la segunda jornada de la primera etapa de inspecciones judiciales.

El pozo 21 del campo Sacha sirvió ayer para que los técnicos, contratados por las dos partes, tomaran muestras de agua y del terreno con el fin de comprobar el grado de contaminación provocado por la explotación petrolera.

En la mañana se tomaron cinco muestras de agua, cuatro en pozos y una en un río, mientras que las muestras de terreno se receptaron en horas de la tarde. Esta actividad se cumplió con la presencia de los peritos John Connor, representante de la petrolera; y Jennifer Bilbao, en representación de los indígenas.

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Sin embargo, aunque los resultados pudieron ser revelados ayer en el laboratorio de campo, el juez Efraín Novillo accedió a la petición del abogado de la compañía petrolera, Adolfo Callejas, para que se mantuvieran en reserva hasta que puedan ser confirmados por otros laboratorios.

La parte demandante, representada por Alberto Wray, había solicitado minutos antes que las muestras extraídas de las capas inferiores del terreno sean examinadas en el laboratorio de campo, pero Texaco se opuso.

Los resultados definitivos deberán revelar la calidad y el grado de limpidez de las aguas y el grado de intoxicación de los suelos, para lo cual los peritos de las dos partes tienen un plazo preliminar de 45 días y 30 días adicionales.

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Posteriormente, en varios campos petroleros de Shushufindi (Sucumbíos), donde operó Texaco, se continuarán las inspecciones. Las próximas  se reanudarán la primera semana de septiembre, y para cumplir con la visita a las 122 piscinas y pozos, se tiene previsto realizar entre dos y tres inspecciones por semana, según indicó el juez Novillo.