Brasil es el cuarto consumidor mundial de  productos pirateados después de China, Rusia y Paraguay, y esa actividad le ocasiona pérdidas por 30.000 millones de dólares anuales, y más dos millones de  empleos, según datos conocidos en un congreso en Brasilia.

Las informaciones fueron divulgadas por Reynaldo Puggi, presidente del  sindicato de técnicos del fisco (Sindireceita), durante un Seminario Nacional  sobre la Propiedad Intelectual de dos días, inaugurado el martes pasado, con  asistencia del director de Interpol, John Newton.

En su exposición, Puggi precisó que en el primer semestre de este año, el  fisco  destruyó mercancías falsas valoradas en seis millones de  dólares.

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Manifestó que desde el 2002, cuando se instaló un Programa de Combate contra la  empresa de fachada, se identificaron 4.400 firmas que realizaban operaciones  que iban más allá de su capacidad financiera, y que 1.900 de ellas ya dejaron  de operar.