La Escuela Internacional de Cine de San Antonio de Los Baños, una de las más reconocidas en el mundo cinematográfico, intenta recuperarse de los estragos provocados por el paso del huracán "Charley".
 
"La escuela había sido pintada y acondicionada para el próximo curso, pero resultó bastante golpeada por el huracán", dijo este jueves a EFE el director académico del centro, el cineasta argentino Rolando Pardo.
 
La escuela, creada en 1985 con el patrocinio de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano que preside el escritor colombiano Gabriel García Márquez, se encuentra a 35 kilómetros al oeste de la capital y ocupa unos 4.000 metros cuadrados.
 
Decenas de palmas y cocoteros fueron arrancados de raíz por "Charley" y esparcidos por las áreas verdes que circundan la escuela, mientras cientos de tejas de aluminio de las cubiertas del falso techo fueron levantadas por los vientos al igual que algunos ventanales de cristal.
 
El huracán destrozó las paredes y parte de los techos de una de las aulas de la Escuela, donde aún pueden verse las pintadas con las firmas que han dejado cineastas como el norteamericano Francis Ford Coppola y el italiano Ettore Scola, durante sus visitas a esta institución.
 
Además, el fenómeno meteorológico obligó a paralizar temporalmente las construcciones de la sala de ediciones y el plató de televisión, pero no ha dañado el equipamiento cinematográfico, que estuvo bien resguardado de la furia de los vientos de hasta 170 kilómetros por hora que acompañaron al huracán.
 
No obstante, Pardo confía en que el trabajo de restauración que realizan unos 150 trabajadores del centro y la reposición de los suministros de electricidad y agua permitirán cumplir con los plazos previstos para iniciar el curso y recibir, el 6 de septiembre, a 120 alumnos.
 
La Escuela está destinada a la formación y capacitación de profesionales de cine, televisión y vídeo procedentes de América Latina y el Caribe, Africa, Asia y Europa.
 
Los estudiantes que esperan para el nuevo curso académico provienen de distintos países de América Latina y Africa, así como de España, Dinamarca y Francia.
 
Mientras tanto, la pequeña localidad habanera de San Antonio de los Baños, conocida como "la Villa del Humor" por ser la sede permanente de un festival humorístico, empieza a mostrar una imagen más despejada de árboles caídos y desechos sólidos en sus calles.
 
Pero las huellas del huracán aún se hacen sentir en la falta de fluido eléctrico y agua, que en algunos de sus barrios se distribuye con las populares "pipas" (camiones cisterna).
 
Tras su paso por Ciudad de La Habana y la provincia de La Habana, el huracán dejó cuatro muertos, varios heridos, más de 200.000 afectados, unas 40.000 casas con derrumbes -totales o parciales-, más de 500 escuelas dañadas y cientos de miles de personas sin luz, agua, teléfono ni gas durante días.
 
Las pérdidas materiales ocasionadas por el meteoro todavía no han sido cuantificadas, pero autoridades del gobierno cubano las han valorado como "considerables".
 
El vicepresidente Carlos Lage, quien ha recorrido algunos de los barrios más afectados de La Habana, afirmó que los servicios básicos, como el suministro de luz y de agua, deben quedar restablecidos antes del sábado.
 
El gobierno cubano llamó el jueves a la población a incorporarse a las labores de recuperación de las zonas afectadas y ha convocado a dos jornadas de trabajo este fin de semana para agilizar las tareas de limpieza de calles y recogida de escombros y basuras.
 
Según estimaciones oficiales, en La Habana han sido recogidos hasta ahora 250.000 metros cúbicos de desechos, en su mayor parte ramas y árboles arrancados por la fuerza de los vientos.