En el sector  sur de Guayaquil, por la calle Ambato, los moradores de mi barrio me pidieron de favor que llamara a Interagua por la escasez total de este líquido.

Inmediatamente llamé a dicha empresa, contestó una señorita; me manifestó que era un problema de la válvula del sector y que “mañana procederían a cambiarla”, no sin antes preguntarme mi nombre y dirección de mi casa.

¡Oh sorpresa!, al cuarto día, sin mi consentimiento ni autorización, ni mi firma, ni  el número de mi cédula, procedieron a romper la vereda y poner un medidor de agua extraño a nuestro medio.

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No había nadie en mi casa. Yo he tenido agua porque tengo una instalación de primera, mi consumo histórico por 30 años fue de 15 m³, según facturas que poseo.

Ahora, estos señores de Interagua, que es una concesionaria extranjera, me ha instalado un medidor de agua de fabricación en Pernambuco, Brasil, con un exagerado consumo que va en moneda brasileña y al cambio en dólares norteamericanos da un valor de tres por uno; por supuesto, el consumo a favor de Interagua y en contra del usuario, de nosotros, los guayaquileños.

Esperamos que la Defensoría del Pueblo defienda los intereses de los usuarios, de quienes quieren ser cobradores, jueces y parte, ya que el aumento, según ellos, va del 300 al 500%.

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Estoy dirigiéndome a las autoridades para el retiro inmediato del medidor brasileño y hacer un estudio profundo de consumos y velocidad de esos mal llamados medidores de agua, en la Universidad Politécnica, con ingenieros hidráulicos mecánicos; caso contrario, dirigirme a la Comisión Nacional Anticorrupción del Congreso.

Jouberth Barberán Vélez
Guayaquil