El gobierno de Estados Unidos sigue sin reconocer plenamente la victoria del presidente venezolano, Hugo Chávez, en el referendo del pasado domingo, mientras a los analistas les preocupa el significado de ese triunfo.

“Chávez tomará su triunfo como una luz verde para seguir adelante con su revolución bolivariana”,  manifestó Lowel Fleischer, experto en asuntos sudamericanos del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales de EE.UU.
“Chávez ha hecho mucho para socavar la democracia, seguirá  ese patrón e intentará hacer lo mismo en otros países”, sostuvo Miguel Díaz, también de ese centro.

Larry Birns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos estadounidense,  indicó que “aunque a muchos les obsesiona el asunto del petróleo, el problema no es el petróleo”. “Venezuela y Estados Unidos dependen uno del otro en materia petrolera: EE.UU. necesita el petróleo venezolano y Venezuela no tiene, prácticamente, otro cliente importante”, indicó.

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“El asunto clave es el comercio”, añadió el experto. “Chávez ha expresado que el llamado comercio libre no ha beneficiado, y de hecho, ha empobrecido a América Latina, y ha mostrado una inclinación a estrechar las relaciones comerciales con la Unión Europea”.

Ariel Cohen, experto en asuntos de energía en la Fundación  Heritage, sostiene que Chávez buscaría “desestabilizar y reemplazar a los gobiernos democráticos en países ricos en hidrocarburos como Bolivia, Colombia y Ecuador, con lo que podría alcanzar un monopolio energético regional”.

Cohen publicó ayer en el diario The Washington Times, que ese eventual monopolio del petróleo en la región “podría apoyar a regímenes aventureros frustrando los intereses de EE.UU. en Latinoamérica”.

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“El proceso de cubanización de Venezuela está en marcha. Que el  presidente venezolano, ayudado por los ingresos petroleros, aspire a ser un  mini-Fidel (Castro) en el continente sudamericano es escalofriante”, dijo  Mary  O’Grady en el diario  The Wall Street  Journal.