Hace algún tiempo que Jaime Silva ya no iba al Chillogallo con su lanza y el penacho de plumas de loros orientales, semidesnudo, como un verdadero auca.
Estaba con cáncer  y murió ayer, a pocos minutos de que se iniciara el partido. La victoria 2-0 de Aucas sobre Emelec fue el homenaje póstumo para el emblemático hincha de la barra oriental.

La radio lanzó la noticia cuando Aucas ya había tomado el control del partido, y tenía a su favor el marcador, con dos golazos del Potro Gustavo Figueroa. Al salir al segundo tiempo, se pidió un minuto de silencio por el Indio Silva. Los jugadores de Aucas se arrodillaron para darle el último adiós.

Ciertamente, el primer tiempo fue el más movido, en el que se notó la supremacía de un Aucas que, de a poco, encuentra de nuevo la confianza, tras una baja segunda etapa. El primer gol llegó luego de un tiro de esquina.

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El Potro aprovechó una confusión de rebotes, por los despejes mal efectuados y las ínfulas de Aucas por llegar al gol. Corrían 24 minutos y los hinchas auquistas gritaron a todo pulmón.

Solo pasaron diez minutos para que nuevamente Facundo Corozo se escapara por la derecha y eludiera con facilidad a la zaga eléctrica. El pase llegó a los pies de Figueroa que no desperdició la oportunidad. Tiró fuertemente, sin darle oportunidad a Rorys Aragón. Y apenas el balón volvió a rozar las piolas del arco emelecista, el Potro salió desbocado, fulgurante, a celebrar con los hinchas.

Para el segundo tiempo, el cuarto árbitro se dio cuenta de que estaba rota la red del arco norte, que debía ocupar Aucas. Mientras la arreglaban, los hinchas eléctricos se la tomaron contra el arquero René Higuita. Le dijeron de todo, cosas ingeniosas y vocablos obscenos. Higuita debe haber participado en más de mil partidos y, con esa experiencia, hizo lo más prudente: sonreír. Incluso le lanzaron un helado. Los insultos se dispersaron en el aire, y el pedazo de hielo fue al gramado.

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Higuita se acercó, limpió el helado y empezó a saborearlo. Agradeció el regalo a la barra azul. Pero explotaron más insultos, que no pararon ni cuando se anunció el minuto de silencio, por la memoria de Jaime Silva, el hincha auquista fallecido a causa de un cáncer irremediable.

Emelec jugó a defenderse, y a dar patadas a los adversarios. Del equipo aguerrido del astillero no queda nada. Ni la voluntad de jugar. Los orientales prometieron más goles, en memoria de ese hincha que solía ir con taparrabos a gritar “¡Aucas, carajo...!”, pero el balón pegó dos veces en el poste. Si hubiera estado el Indio Silva allí, no habría perdido la fe: nunca vio a su equipo campeón nacional, y ni así dejó de gritar.

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2 Aucas: Higuita; Corozo,  Calle, Campos, Caizaguano; Rosero (Villarreal 65m), Minda, Vera, Tenorio; Figueroa (Parrales, 87m) y Guerrón (Chila 81m).

0 Emelec: Aragón; Caicedo, Alarcón, Poroso, Corozo; Rodríguez (Zagharian, 46m),  Triviño, Candelario (Borja, 64m), Liberman (Sánchez, 54m); Cuero y Estacio.

Goles: 1-0: Figueroa, 24m; 2-0: Figueroa, 34m.

Árbitro: Samuel Haro amonestó a Caizaguano, 18m y Tenorio, 59m, de Aucas; Aragón, 85m; Poroso, 14m; Corozo, 39m; Sánchez, 59m; Alarcón, 80m; Borja, 85m, de Emelec. Expulsó a Tenorio, 71m, de Aucas, y a Corozo, 85m, de Emelec.

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Incidencias: Partido jugado en  Chillogallo, ante unos 5.000 asistentes.

EN LA CANCHA

SOLO DOS VECES
Emelec llegó en dos ocasiones al arco rival. Una en la primera etapa, por acción de Moisés Cuero, y otra, al inicio del segundo tiempo, cuando Moisés Candelario exigió al arquero René Higuita.

EXPULSIONES

El partido se volvió brusco, tanto que el árbitro tuvo que echar de la cancha al jugador oriental John Tenorio y a  Franklin Corozo, de Emelec. Los dos tenían tarjeta amarilla por juego brusco y luego se excedieron en reclamos al juez central del encuentro, Samuel Haro.