Representantes de los 30.000 indígenas y colonos que demandan a la petrolera estadounidense Texaco por supuestos daños en la Amazonía ecuatoriana expresaron este lunes su temor de que la empresa interfiera en el proceso de recogida de pruebas.
 
Steven Donziger, abogado de los demandantes, recordó este lunes que los próximos miércoles y jueves se iniciará la etapa de recopilación de pruebas de la supuesta contaminación que atribuyen a Texaco durante los veinte años que explotó yacimientos en la Amazonía ecuatoriana.
 
En ese sentido expresó su temor de que los científicos de Texaco traten de "diseñar sus estudios científicos para minimizar los daños ambientales".
 
"Texaco probablemente se concentrará en obtener muestras de terreno superficial, cuando la mayoría de la contaminación está localizada a más de un metro de profundidad", indicó en rueda de prensa.
 
Añadió que "Texaco creará deliberadamente confusión al mezclar tierra limpia con muestras de tierra contaminada, estableciendo un promedio que produzca resultados más limpios y subestimando el daño ambiental".
 
Asimismo, conjeturó con la posibilidad de que Texaco "utilice métodos analíticos de muestreo que no se enfoquen en los productos químicos y los compuestos más tóxicos".
 
Los demandantes estiman que Texaco quiere que "el juez se concentre en cuestiones limitadas en relación a residuos peligrosos en las piscinas, en vez de abordar cuestiones más amplias como la contaminación de las aguas subterráneas y el ecosistema de los ríos y pantanos".
 
En un intento por asegurar la veracidad de las pruebas, Donziger indicó que dividirán las muestras que tomen para que sean analizadas por las dos partes y se puedan contrastar los resultados.
 
En las inspecciones, que podrían realizarse entre 50 a 122 sitios, participarán peritos de Texaco, de los demandantes y uno designado por el propio juez, Efraín Novillo, que lleva la causa en las cortes de la ciudad de Nueva Loja, capital de la provincia amazónica de Sucumbíos, en la frontera con Colombia.
 
El equipo de los demandantes, denominado "Selva Vida", estará compuesto por ecuatorianos, estadounidenses y argentinos que este lunes ofrecieron una rueda de prensa en Quito junto con la nicaragüense Bianca Jagger, defensora internacional de los derechos humanos, para quien el caso ha entrado en "una fase crítica".
 
"Este es un momento histórico para Ecuador y el resto de América Latina", indicó Jagger tras considerar que "será difícil para Texaco refutar las pruebas sobre la contaminación en la Amazonía".
 
El estadounidense David Russell, ingeniero experto en reparación ambiental, aseveró que el de la Amazonía ecuatoriana "es el segundo desastre tóxico-ambiental más grande del mundo", pues se descargaron en el ambiente 62.000 millones de litros de sustancias tóxicas.
 
Sostiene que no se trató de una contaminación momentánea, ya que continúa afectando a la población del sector, entre la que se han registrado enfermedades como cáncer, epidemias, problemas en la piel y varios casos de abortos.
 
El estadounidense Charles Calmbacher, higienista industrial y toxicólogo, indicó que a pesar de que Texaco dejó de operar en la Amazonía en la década de los años noventa, varios efectos sobre la salud se manifiestan ahora porque muchas enfermedades tienen efectos retardados de hasta veinte años.
 
Los demandantes exigen que Texaco cubra los gastos de reparación del medio ambiente, que cifran en unos 6.000 millones de dólares, y han depuesto su demanda inicial de mil millones de dólares de indemnizaciones porque la situación se complicaría al tener que iniciar cada afectado un juicio por separado.
 
Lo que se trata -especificó- es de determinar los daños ambientales que se produjeron y de que manera pudieron influir en las enfermedades que ahora presentan centenares de habitantes de la zona.