Con apenas 30 personas y cuatro lanchas para ejercer labores de vigilancia, las autoridades conservacionistas de las islas Galápagos reconocieron que este año no podrán controlar adecuadamente la pesca del pepino de mar.

Organizaciones de defensa de la naturaleza protestaron contra el comienzo, el pasado jueves,  de la temporada de pesca de ese equinodermo,  eslabón fundamental en el mantenimiento del equilibrio ecológico de los fondos marinos.

Muy codiciado en los mercados culinarios asiáticos por sus supuestos poderes afrodisíacos, el pepino de mar se ve sometido a una pesca sistemática que este año, por ejemplo, supondrá la captura de cuatro millones de ejemplares durante un periodo de dos meses.

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“Con apenas treinta vigilantes no podremos garantizar un control adecuado de la pesca del pepino de mar ni del resto de la reserva marina”, afirmó el jefe de recursos marinos del Parque Nacional Galápagos (PNG), Fernando Ortiz.

Explicó que esa limitación se debe a que el Ministerio de Economía no transfiere los recursos necesarios para renovar los contratos de otras 226 personas que se dedican habitualmente a las tareas de vigilancia de la reserva marina.

La temporada de pesca debió comenzar hace dos meses y medio pero se postergó por reclamos de los mismos  pescadores, que al final resultaron infructuosos.

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Por ese retraso, los precios se  desplomaron, pasando de los 20 dólares el medio kilo del producto en salmuera (seco) del año pasado a los 8 que se pagan actualmente.

Precisamente el bajo costo actual del pepino y la escasa vigilancia hacen temer a organizaciones ecologistas que se disparen las capturas ilegales, que el año pasado se calcula llegaron a 150.000 ejemplares y que este año puedan ser de medio millón.

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Xavier Bustamante, director  de  Fundación Natura, dijo que “otro gran problema es el lugar donde se efectúan las capturas, pues se ha permitido que se pesque este año en la isla Fernandina,  un semillero de la especie por ser zona de reproducción”. 

 Fundación Charles Darwin, especializada en la defensa de la flora y  fauna, confirmó que las poblaciones de pepinos  han menguado de forma preocupante en las islas   Floreana, Española y San Cristóbal.