Los usuarios consideran que esta opción les resulta  más barato que preparar sus alimentos.

Desde hace dos meses el restaurante de José Salazar, ubicado en García Moreno y Maracaibo, no se llena solo de obreros y trabajadores, también acuden familias a comer el almuerzo.

“Vienen la pareja con tres hijos,  piden cuatro almuerzos y platos vacíos para compartir. Sale más barato que cocinar en casa”, dice.

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Al otro lado de la ciudad, ahora también se vende más comida. En  el negocio de Carlos Navarrete, en Sauces I, ya no tienen mucha salida los platos a la carta. Sus clientes prefieren el almuerzo que cuesta 1,40 dólares.

Desde este año aumentó la venta de 120 diarios a 180.

Una de sus consumidoras compra  diariamente seis almuerzos y los hace alcanzar para los diez miembros de su familia.

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Mientras que durante los tres meses de  funcionamiento del comedor de Jimpson Toapanta, en Sauces VII, sus ventas han aumentado  de ocho a treinta almuerzos diarios.

El rubro hoteles, cafeterías y restaurantes registró una baja inflacionaria de 0,02% en julio, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

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Durante el primer trimestre del año, el negocio de la comida fuera del hogar significó un volumen nacional de ventas superior a los 154 millones de dólares, un incremento del 18,3% en relación al último trimestre del 2003, según una publicación de PulsoEcuador, una empresa que realiza encuestas sobre el consumo. También, señala que el 50% de los hogares gasta en el rubro de restaurantes y servicios de comida rápida.

En  marzo pasado, 5 de cada cien dólares de consumo en las familias ecuatorianas se dirigió a comidas fuera de casa, agregó la publicación.

Sin embargo, Washington Torres, un padre de familia que almuerza en la calle  por su trabajo, dice que aunque es más económico comprar la comida afuera que cocinar, prefiere seguir destinando 500 dólares al mes, y a veces hasta más, para que su esposa cocine los alimentos para las ocho personas que conforman su familia.

En el restaurante donde él come, el almuerzo cuesta un dólar, y aunque “es buena la comida, no hay nada como lo casero y comer a gusto, sin ruido y hasta sin camisa”, comentó.

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