Tras varios años de reclamar en las calles y en los foros, afrontando atropellos del Seguro Social, de las autoridades y de la Policía, los “retirados” aparentemente han conseguido una mínima parte de sus derechos.

Este es un triunfo diminuto porque el financiamiento no está en firme, ya que el Fondo de Solidaridad proviene de las supuestas utilidades de las empresas eléctricas y telefónicas del Estado (todas están en quiebra y no rinden); y en cualquier momento el Estado les cambia de nombre y desaparecerán.

Han sido alentadoras las declaraciones de que ya no se van a dejar atropellar en caso de no ser atendidos.

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Hasta la década de los 80, el Seguro Social brindó atención médica a sus afiliados y jubilados; medicinas; y operaciones de alta cirugía sin costo alguno; casas populares, cómodas, bien construidas, con excelentes materiales, eran miles las viviendas y bloques multifamiliares edificados sin cuota de entrada, a 6%, 8% y 10% de interés anual, en sucres, exoneradas de alcabalas, impuestos municipales y tasas fiscales, solo el gasto del trabajo notarial, las que están actualmente cancelados sus créditos.

Si un afiliado era profesional, además de su crédito hipotecario, tenía opción de solicitar un nuevo préstamo para adquirir su oficina.

Había varias clases de créditos: quirografarios al 6% de interés, en sucres extraordinarios, ampliatorios, especiales, de siete sueldos y la devolución de  fondos de reserva.

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Aquello de que el Seguro Social no tiene dinero y está en quiebra es un cuento. El Director General del IESS acabó de declarar que  Guapán produce más de $  2 millones mensuales de utilidad y que el hotel Quito lo van a vender a pesar de estar bien arrendado.  Es verdad que hay cientos de edificios sin producir rentas por la deficiente administración de los directores.

De los $ 25 millones anuales asignados por el aumento, solo cinco meses corresponden a este año, o sea $ 5 millones hasta diciembre, a razón de $ 1 millón mensuales.

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Antonio Seminario Álvarez
Guayaquil

Pocos son los actos heroicos que he visto en mi vida y el que protagonizaron los retirados en su última protesta ha sido el mayor.
¡Qué lección de entrega y perseverancia nos han dado nuestros jubilados!

Ing. Nelson Hidalgo Cedeño
Guayaquil