En 1979, el nuevo periodo democrático, en cuanto a participación social y representación ciudadana, empezó con el ocaso del movimiento sindical del país, que cada vez se tornó más débil frente a una coyuntura que le era adversa como la crisis económica entrada la década del 80, las nuevas políticas de flexibilidad laboral, las medidas de ajuste estructural, así como el predominio de una dirigencia vitalicia, según recogen estudios sociales.

Eso permitió la aparición en el escenario político  de otros movimientos sociales como el de los indígenas, las mujeres y los ecologistas.

Para Marena Briones, del movimiento de mujeres y cercana a sectores socailes, estos 25 años de régimen constitucional nos dejan, sobre todo, la certeza de que la democracia ecuatoriana apenas ha empezado a ser perfilada.  Pues añade que si bien actores y voces se han multiplicado, contamos con una base constitucional espléndida para gestar ciudadanía, y cada vez más los gobiernos locales acercan sus gestiones a la gente y movimientos sociales, “esas muestras importantes no son  suficientes y menos lo son cuando en los hechos debemos constatar que las exclusiones de diversa índole persisten, que la política es prisionera de intereses particulares y que la mayor parte de la población no disfruta de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales”.

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Además, los nuevos actores hasta ahora han mantenido reivindicaciones particulares, pero no se ha desarrollado ni consolidado un tejido social; no han articulado en sus plataformas todo lo que pasa en el país.

La sociedad en su conjunto, según César Montúfar, director de Participación Ciudadana, es más democrática que lo que era antes. “Creo que si bien hay momentos de repudio y rechazo por la ineficacia de las decisiones de las instituciones democráticas, indiscutiblemente ahora, en la vida cotidiana de los ecuatorianos, cada vez más reclamamos nuestros derechos. El país también ha ido aprendiendo de sus equivocaciones”.

Montúfar sostiene que la innovación política debe venir de la sociedad. “Muchas veces nos conformamos con criticar a la clase política pero no colaboramos para ese cambio”, dice.