¿Cuál de estas dos explicaciones se aplica en la Aduana de Guayaquil? No podemos dar una respuesta exacta, pero las quejas de muchísimos usuarios hacen temer lo peor.

Con la rebaja de los aranceles de los últimos años, la subfacturación en las importaciones hasta cierto punto perdió sentido: si los comerciantes establecidos en el medio declarasen de manera sistemática un valor menor en el precio de las mercaderías que traen del extranjero, en muchísimos casos se estarían poniendo ellos mismos la soga al cuello, puesto que al declarar el impuesto a la renta sus costos aparecerían exageradamente bajos y sus utilidades artificiosamente altas. Por eso es que el perjuicio a las aduanas no proviene hoy en día esencialmente de la subfacturación sino de prácticas más burdas.

Es allí donde debe ponerse el énfasis más riguroso, y no en la creación de mecanismos que lo único que consiguen es encarecer los costos de almacenamiento del importador, para que este se vea forzado a pagar aranceles extraordinarios. Así, las recaudaciones aumentarán, por supuesto, pero la injusticia también.