Las autoridades no lo mencionan, pero debido a esto también se está incrementado el monto del subsidio al gas, que podría adquirir dimensiones aún más alarmantes en un futuro no muy lejano.

Sin embargo, no hay una solución inmediata a la vista porque el uso del gas como combustible para transporte no está regulado ni controlado.

La experiencia de otros países demuestra que el gas puede ser un excelente combustible para transporte, por su precio inferior al de la gasolina (incluso sin subsidio) y porque es menos contaminante. Pero de ningún modo se debe permitir que se lo emplee en condiciones de inseguridad total, como ocurre ahora, y mucho menos que se lo haga al costo de incrementar la carga financiera del Estado.

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La solución requerirá de fuertes inversiones en estaciones de servicio dotadas de cierta tecnología que no existe en nuestro medio. Pero es precisamente eso –inversiones que desarrollen nuevos sectores productivos y que generen empleo– lo que más necesita nuestro país.