Con cortes de calles y avenidas, y marchas por el centro de esta capital, los grupos radicalizados de los “piqueteros” o desocupados desafiaron ayer la nueva política de seguridad del presidente de Argentina, Néstor Kirchner.

La protesta, de la que participaron unos 5.000  piqueteros duros, enemistados con el gobierno, sumaron a su habitual demanda de mayor asistencia social, el pedido de liberación de quince de sus compañeros detenidos por destrozar la sede de la Legislatura el pasado 16 de julio.

Enmascarados y portando palos y bombos, los manifestantes también rechazaron un nuevo Código de Convivencia Urbana, que limita la oferta de sexo en la vía pública, prohíbe la venta ambulante y ordena el arresto de personas que corten las calles durante actos de protesta, que analizan los legisladores.

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Kirchner, decidido a no reprimir las protestas sociales, solo desplegó a miles de policías desarmados como disuasivos, al resistir la presión de sectores más conservadores que piden “mano dura” frente a los piqueteros.

El gobierno anunció ayer que policías de Buenos Aires, el distrito con más delitos, se entrenarán en Colombia para combatir la ola de secuestros que se desató en el país debido a la crisis económica.

El auge de delitos llevó el tema de la seguridad al tope de la agenda del gobierno del presidente Néstor Kirchner, cuya alta popularidad comenzó a caer por críticas a su gestión en esa área.

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Colombia lidera el listado mundial de países en cantidad de secuestros, con 2.201 casos en el 2003. Otros países latinoamericanos con este problema son México, el segundo país con más secuestros en el mundo, donde decenas de miles de personas protestaron en junio contra la inseguridad, y Brasil.