El último aumento de la oferta de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha entrado en vigor este mes como un mero gesto simbólico, en un mercado extremadamente tenso donde los precios escapan cada vez más al control de los productores.
 
La cuota de producción de la OPEP (sin incluir a Iraq es de 26 millones de barriles diarios (mb/d) desde ayer, domingo, cuando entró en vigor el último incremento acordado por la organización, que sube esa oferta oficial en 500.000 b/d.
 
Se trata de la segunda etapa del fuerte incremento (en más de un 10 por ciento) pactado por el Consejo de Ministros de la organización el pasado 3 de junio en Beirut para frenar la imparable subida de los precios del crudo, que la jornada anterior (2 de junio) habían tocado máximos históricos.
 
Entonces, las cotizaciones de crudo reaccionaron a la baja tras conocerse el acuerdo y el barril de referencia de la OPEP cayó en su promedio mensual un 4,6 por ciento, hasta los 34,61 dólares, después de haber registrado en mayo un récord histórico, al alcanzar la media mensual los 36,27 dólares.
 
Pero el alivio en los mercados fue tan sólo momentáneo y a principios de julio, tras entrar en vigor el 1 de ese mes la primera etapa del aumento pactado (una subida de la cuota de producción en 2 mb/d), los precios retomaron su fuerte tendencia alcista hasta tocar nuevos máximos y dejar atrás los récords registrados el 2 de junio.
 
El viernes pasado, el Brent cerró en Londres en 40,03 dólares, un nivel no visto desde la primera guerra del golfo Pérsico, cuando subió puntualmente a 40,95 dólares, mientras que en Nueva York, en Texas, el barril de referencia en EEUU, superó incluso los topes registrados en octubre de 1990 al cerrar la semana en 43,85 dólares.
 
Además, la cesta de siete tipos de calidades de crudo sobre la que se calcula el barril de referencia de la OPEP se vendió el viernes a 38,69 dólares, un nivel cercano a su máximo histórico de 38,94 dólares, alcanzado el 28 de septiembre de 1990.
 
Mientras que a principios de junio el salto a récords de los precios fue provocado por el temor a un corte de los suministros tras los atentados terroristas perpetrados en Arabia Saudí, el mayor exportador mundial de crudo, la semana pasada fue la crisis del gigante petrolero ruso Yukos la que atizó los mismos miedos.
 
Según los analistas, detrás de este nerviosismo está la percepción del mercado de que en estos momentos prácticamente no hay en el planeta capacidad suficiente de producción de crudo para compensar los barriles que puedan faltar en caso de una interrupción importante del abastecimiento.
 
Hace dos semanas, la OPEP difundió sus cálculos y, tras corregir al alza sus previsiones de la demanda mundial, informó de que estaba ya produciendo 27,5 mb/d, es decir, 2 mb/d por encima de la cuota fijada, con la mayoría de sus miembros bombeando al máximo su capacidad productiva.
 
La OPEP asegura que el mercado está bien abastecido, ya que también los productores ajenos a la organización extraen y venden todo el crudo que puedan, y afirma que los altos precios se deben a factores fuera de su control, entre ellos varios cuellos de botella en el refino de productos en los países consumidores y mucha especulación en los mercados de futuros.
 
"Lamentamos que los países NO-OPEP no estén en condiciones de aumentar su producción", dijo entonces en Viena el presidente de turno de la organización, el ministro indonesio de Energía, Purnomo Yusgiantoro, al reconocer que no había obtenido respuesta positiva de su llamamiento a los principales competidores de la organización a contribuir con incrementos de la oferta a hacer bajar los precios.
 
En la situación actual, a la OPEP -y por lo tanto, al mundo- le resta una capacidad de producción de entre 1 y 1,5 mb/d, volumen que no cubriría la extracción de Yukos en caso de que ésta se interrumpiese y que tampoco parece suficiente para cubrir el aumento de la demanda previsto para el próximo trimestre.
 
La organización prevé que la demanda en los tres últimos meses del año será de una media de 82,89 mb/d, frente al consumo medio de 80,9 mb/d en el actual trimestre.
 
Así las cosas, ante un panorama de creciente consumo y reducida oferta, la inseguridad en Oriente Medio y en otras regiones petroleras, como en Nigeria y Venezuela, mantienen vivos los temores a eventuales cortes del abastecimiento, y, por ende, también una alta actividad especulativa en el mercado.
 
Si las autoridades rusas lograron tranquilizar en parte al desmentir que obligaban a Yukos a interrumpir su producción, esta semana el nerviosismo vuelve al mercado con "la última alerta de terrorismo contra instituciones financieras en Estados Unidos", advierte hoy la empresa especializada PVM en su boletín diario.