La modernización de las ciudades exigida por el proceso de globalización al mercado, a las élites políticas y al comercio local hizo que el desarrollo de Guayaquil se expanda y no se ubique en un solo sector, dice el sociólogo Carlos Tutivén.

Si bien hay una proliferación de negocios en el sur de la ciudad, explica Tutivén, las grandes cadenas comerciales no venden los mismos productos que en el norte, “porque en el sur no tienen una población muy pudiente”.

“En el sur no se encuentran todavía  los mejores vinos como en el norte”, asegura el sociólogo.

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Según Tutivén, la población guayaquileña tiene diferentes clasificaciones: “La clase alta y  media alta que solo circula por la ciudad desde sus referentes inmediatos y no conoce ni el centro ni el sur de Guayaquil porque lo tiene todo en el norte; el guayaquileño medio que es curioso y novelero, que será el consumidor estrella de este sector (sur) porque le gusta recorrer la ciudad; y el nativo del sur, que aprovechará las oportunidades comerciales porque se sentirá más cómodo y reconocido”.

Felipe Huerta, catedrático e investigador de temas arquitectónicos de la Universidad Católica de Guayaquil, manifiesta que el sur y el norte son dos ‘ciudades’ diferentes estrictamente divididas por el estero Salado.

“Con una buena estructura vial, estas dos ciudades estarán muy ligadas, entonces los grandes centros comerciales que se están desarrollando al momento  equilibrarán sus servicios de cobertura para satisfacer todas las necesidades del mercado”, manifiesta.