Hoy que estamos entrando en un periodo electoral, ya podemos escuchar a candidatos que fungen de honestos salvadores de la patria, firmes combatientes de la corrupción, aliados del pueblo, nacidos de las entrañas de los suburbios.

Los vemos recorrer barrios, comunas, recintos, parroquias, cantones y las grandes ciudades, sin importarles los medios de transporte, lo importante es llegar al sitio para confundirse en un caluroso abrazo con el pueblo.

Y comienzan el discurso para lanzar serpientes, ratas contra sus oponentes.

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Si están inconformes salgan a protestar, convoquen a la ciudadanía, prensa, presenten las denuncias en la Corte, Contraloría, donde el abogado del diablo, donde sea, pero demuestren su inconformidad con dignidad, y no solo en  época de campaña.

No aspiren a que nos van a volver a engañar como ya lo hizo alguien sentado en Carondelet, gracias a la supuesta lucha contra la corrupción.

Lo cierto es que no vamos a correr el riesgo de dar paso a falsos profetas que anuncian un paraíso, a sabiendas de que en la práctica esos ofrecimientos son solo palabras.

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Lcda. Dolores Maquinez Q.
Guayaquil

En lo concerniente a la descentralización del Estado y sobre todo la falta de debate acerca de este tema, dada la coyuntura electoral para la elección de nuevos dignatarios en los gobiernos seccionales del país, es necesario que la prensa incentive un debate o foro nacional en pro de la descentralización del Estado.

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Pero una descentralización del Estado en todos sus sectores, a saber: turismo, salud, educación, ambiente, agricultura, transporte.

Es decir, los nuevos líderes que necesita el país deben, si no conocer, tener la visión de lo que esto significa para el desarrollo humano y alternativa de gobernabilidad, como uno de los insumos para salir de la crisis. ¡Dialoguemos!

Ab. Francisco Romero E.
Guayaquil