Se está celebrando el bicentenario del natalicio del Héroe Niño, que nació el 31 de julio de 1804, en Cuenca de nuestra patria. Fueron sus padres don Francisco Calderón, patriota, fusilado por los realistas, y doña Manuela Garaycoa y Llaguno, hermana de Mons. Francisco Xavier, I obispo de Guayaquil.

Siendo muy joven ingresa en la milicia formando fila en el batallón Yaguachi, que participó en las luchas por nuestra independencia del poder español. Así lo vemos como Teniente abanderado en la batalla del Pichincha, en la que fue mortalmente herido.

Al término de aquella guerra recibe el grado de capitán. No falleció en la batalla, sino después de algunos días.

Si a la sombra del convento mercedario de El Tejar reposan las cenizas de los héroes del Pichincha, las de Abdón Calderón fueron a dar en la Catedral de Guayaquil, y de allí fueron llevados algunos restos a Quito.

El padre mercedario Luis Octavio Proaño, historiador, escribe: “EL P.
Comendador, maestro Rafael Jaramillo, cumplió con su deber y él asegura que falleció (Calderón) a las dos y media de la madrugada del 25 de mayo y llevado su cadáver al pequeño cementerio del hospital de la Misericordia de N.S. Jesucristo, hoy San Juan de Dios...”.

En tanto que el parte militar afirma: “El Héroe Niño sobrevivió cinco días después de haber sido herido en brazos y piernas y el Gral. Sucre, en el parte de la batalla de Pichincha, firmado el 28 de mayo, hace especial referencia al teniente Calderón, de quien asegura que “probablemente morirá”; pues es de lógica elemental que fue conducido a alguna casa asistencial o de sus familiares, caso en el cual, al fallecer, sus restos no tenían que haber sido depositados en el cementerio de El Tejar...”.

Siguen los detalles de la agonía de Calderón. El documento que se refiere al teniente Calderón, no solo habla del hecho histórico consumado, sino también de la noble y cristiana actitud de los padres mercedarios de El Tejar que tuvieron para Calderón, los patriotas y españoles. “Fue gran congoja y angustia para mí, ver a ese pobre muchacho tan ensangrentado y destrozado y que respondía al nombre de Abdón Calderón, morlaco; tres de nuestros padres lo habían bajado desde la pendiente del monte en una ruana y lo trajeron hasta este nuestro convento; aún estaba con vida y hubo que administrarle los sacramentos; casi no hablaba...”.

“Los religiosos de este convento que son quince, le sacaron al joven militar Abdón Calderón, desde la celda en que murió y se lo llevaron a la ciudad”. El Héroe Niño, preguntado algunas veces, si estaba arrepentido de sus culpas alzó su mirada al sacerdote, y le respondió que sí. Sin embargo, se ha definido que el joven héroe del Pichincha falleció el 7 de junio de 1822. Mientras tanto, los ecuatorianos creyentes debemos repetir cada día aquella respuesta: ¡Abdón Calderón murió gloriosamente en el Pichincha, pero vive en nuestros corazones!