El presidente del Episcopado brasileño, Geraldo Majella Agnelo, cree que el gobierno de Brasil debería "hablar fuerte" con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para defender mejor los intereses del país.
 
"Los argentinos hablaron fuerte y lograron su objetivo (mejorar las condiciones del pago de su deuda). Por qué Brasil no puede hablar fuerte también?", afirmó hoy en una rueda de prensa el también arzobispo de Salvador, en el nordeste del país.
 
Las declaraciones del presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil surgen un día después de que una misión del Fondo concluyera una visita a este país para revisar acuerdos firmados entre ese organismo y el gobierno de Brasil.
 
El jefe de ese grupo, Charles Collins, declaró su satisfacción con el desempeño de la economía brasileña y dijo que por eso recomendaría al directorio del FMI que autorizase la liberación de un nuevo tramo del crédito ya aprobado a Brasil.
 
Entre otros factores mencionados por Collins para respaldar su aprobación destacó el superávit por 15.292 millones de dólares alcanzado por las cuentas públicas brasileñas en el último semestre.
 
Brasil, que cuenta con una línea de crédito por 14.400 millones de dólares en el FMI, se comprometió con ese organismo a alcanzar un superávit de 10.795 millones de dólares en ese período, casi cinco mil menos del ahorro conseguido finalmente.
 
"La recaudación está elevada, pero eso no significa que un centavo más de lo que fue ahorrado será destinado a proyectos sociales del gobierno", opinó Majella Agnelo, quien aludió a los recursos financieros alcanzados con el superávit fiscal.
 
"Será que el FMI es tan ciego que sólo quiere ver dinero y no quiere ver el bien estar de las personas en el mundo?", señaló el prelado, que reiteró que la situación económica nacional, con miles de miserables y desempleados, puede provocar una revolución social.
 
"La olla se continúa calentando y solamente no estalló todavía porque el pueblo brasileño no es bélico, sino pacífico", aseveró el arzobispo.