Tres supuestos suicidas atacaron con bombas las embajadas de EE.UU. e Israel en Uzbekistán, además de la fiscalía de este país del centro de Asia en la que mataron además a dos guardias locales e hirieron a otras nueve personas.

Las explosiones en la capital uzbeca, Tashkent, tienen lugar cuatro días después que el autoritario país ex soviético, un aliado de Estados Unidos en la “guerra contra el terrorismo”, llevó a juicio a 15 supuestos seguidores de la red Al Qaeda por los ataques con bombas de marzo, donde murieron casi 50 personas.

Un grupo islámico se atribuyó la responsabilidad de los ataques “en respuesta a la injusticia del gobierno apóstata y una expresión de apoyo a la “jihad” (guerra santa) de nuestros hermanos musulmanes en Iraq, Palestina, Afganistán, Hijaz (Arabia Saudita) y otras tierras musulmanas”, dijo la declaración, escrita en árabe.

Publicidad

En abril, un grupo con un nombre similar se atribuyó la responsabilidad de las bombas y los ataques con armas de fuego en Uzbekistán que mataron a 47 personas en marzo. Este grupo dijo que continuaría su “jihad”.

En Pakistán, el designado primer ministro, Shaukat Aziz, resultó ileso ayer en un ataque suicida que mató a por lo menos seis personas, incluido su chofer.

A Aziz se le atribuye haber recuperado la economía paquistaní, pero también muchos paquistaníes lo llaman “agente estadounidense”.

Publicidad

El atentado contra su vida se produce después de dos intentos de homicidio contra el presidente Pervez Musharraf en diciembre, de los que se acusa a radicales vinculados a Al Qaeda.