El trato inhumano que se ha dado a los ancianos de mi país es el máximo grado de la descomposición social a la que hemos llegado, ya que ni siquiera nos remuerde la conciencia y nos transformamos en simples observadores, cómplices de la muerte de aquellas personas que durante toda su vida han trabajado para el bienestar de nuestra patria, como son los jubilados.

Reflexionemos: todos tenemos padres, abuelos, y nosotros mismos llegaremos a esa etapa en un futuro. Aprendamos la lección histórica de estos seres tan nobles y bellos, que a su edad todavía siguen luchando por sus ideales. Recordamos a nuestro Presidente que si no puede gobernar ni tiene un poco de sensibilidad por las necesidades de su pueblo, que por favor ¡renuncie!

Blgo. Diego Romero Crespo
Guayaquil

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Levantémonos todos los ecuatorianos jóvenes, mujeres y hombres, sin ningún tipo de distingo; es hora de que el pueblo afectado por tanta podredumbre de funcionarios públicos, nos levantemos y cambiemos nuestro país.

No hagamos huelgas de hambre, pues mientras los ancianos se mueren, el Presidente y los políticos están más gordos con nuestro dinero.

Acompañemos a esos nuestros héroes modernos (los jubilados) y exijamos cambios estructurales, como que ningún funcionario público (incluido el Presidente) perciba un ingreso mayor al equivalente a 15 salarios mínimos vitales, si quieren ganar más, que primero suban el sueldo al pueblo; que el IESS sea administrado por sus dueños (los afiliados), no por un grupo de corruptos puestos por el Presidente cada vez que hay elecciones; que se creen administradoras de fondos privadas controladas por el IESS, a las que pueda escoger el dueño del dinero (el afiliado).

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Vamos junto a los ancianos en esta lucha instalándonos en forma pacífica en las afueras de las oficinas administrativas del IESS, gobernaciones y cortes de justicia, hasta que se cumplan estas aspiraciones que ya no son solo para los ancianos, sino para el país.

Es necesario que los corruptos entiendan que no pueden seguir haciendo lo que les da la gana con nuestro país. La tropa de policía y militares también son pueblo, por eso apelamos a su patriotismo para cambiar el país.

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Para las próximas elecciones y todas las que vendrán, meditemos bien nuestro voto. Es bueno vivir en democracia, pero sin corrupción.

Kepti Lenin Pereira Tinoco
Guayaquil