En un grupo de células nerviosas vinculado a la conducta sexual podría radicar la diferencia entre el éxito o el fracaso de los hombres con las mujeres, al menos así ocurre con las moscas de la fruta.
 
Científicos que aislaron las células que controlan el cortejo en la mosca de la fruta macho creen que sus descubrimientos podrían contener indicios sobre el comportamiento sexual en otras especies, incluida la humana.
 
"La mosca de la fruta es un organismo modelo cuyas funciones celulares básicas son muy similares a las de las personas", dijo Bruce Baker, de la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos.
 
"No me sorprendería saber que la conducta sexual de los humanos también subyace un circuito básico en el sistema nervioso que funciona como mediador entre la atracción y el apareamiento", agregó.
 
Baker y sus colegas habían identificado con anterioridad un gen maestro, apodado "inactivo", que controla la conducta sexual de los machos de la mosca de la fruta.
 
"Descubrimos que un gen inactivo era responsable de la construcción del circuito neuronal del cortejo del macho", dijo Baker en una declaración.
 
En una investigación publicada el miércoles en la revista Nature, Baker informó que en la conducta sexual intervienen 60 células. Cuando estas no funcionan adecuadamente, las moscas de la fruta macho no pueden completar los pasos específicos del cortejo amoroso y no pueden reproducirse.
 
Cuando los investigadores interfirieron con las células nerviosas, las moscas de la fruta no realizaron todos los pasos, como golpear suavemente a la hembra, extender y hacer vibrar un ala y zumbar. En su lugar, fueron directamente al cortejo, lo que no pareció atractivo a las hembras.
 
Según Baker, las moscas de la fruta macho que fueron alteradas, intentaron básicamente realizar todo el proceso a la vez.
 
Las moscas de la fruta y los seres humanos son similares en su estructura genética por lo que Baker y sus colegas se preguntan si los genes que controlan la sexualidad en dichos insectos podrían tener un papel igual en las personas.
 
"Si uno examina lo básico de la conducta de las moscas, se encuentra una habilidad innata para reconocer a alguien de la especie y el sexo adecuados", dijo Baker.
 
"Uno las toca (a las hembras) suavemente para llamar su atención, les pone una música romántica y así sucesivamente. Los rudimentos básicos son bastante similares a lo que hacen las personas para obtener un apareamiento adecuado y producir descendencia", agregó.