Ya no cuenta con más comitiva, ya no hace declaraciones furiosas o exhibe nuevos tatuajes. Mike Tyson quiere regresar de nuevo al boxeo, pero está más viejo, en quiebra, y parece decidido a mostrar su lado más amable. 
 
En la víspera de su pelea con Danny Williams, Tyson no se atreve siquiera a decir algo malo sobre su oponente. 
 
Estoy tratando de ser un hombre decente, señaló Tyson este miércoles. 
 
Algunos dirán que es demasiado tarde para ello, después de años de observar a Tyson en busca de su autodestrucción. 
 
En una carrera que ha sido demasiado exagerada, Tyson se ha hecho famoso por morder las orejas de uno de sus contrincantes; por cumplir una condena de prisión por violación y por amenazar con comerse a los hijos de Lennox Lewis. 
 
Tyson regresa al cuadrilátero el viernes por la noche por primera vez en 17 meses, más como un espectáculo sobrecogedor que como un rival serio al título de los pesados. Sin embargo, al saber que se le está acabando el tiempo a los 38 años, parece decidido a no desperdiciar esta última oportunidad. 
 
Mi futuro se ve mucho más brillante que mi pasado. Soy una persona diferente a la que era hace 17 meses, indicó Tyson. 
 
Hasta ahora, por lo menos, Tyson ha sido diferente. Incluso el gobernador de Kentucky y el alcalde de Louisville, que no lo querían que combatiera en su estado, no tienen quejas sobre su conducta antes del combate, el más importante que se celebra en la categoría de los completos en los últimos 37 años. 
 
Antes de llegar a la ciudad donde nació el legendario Muhammad Alí en esta semana, Tyson se entrenó tres meses en Phoenix para su última pelea de regreso. Afirma que todavía puede pelear y tiene la esperanza de que al público aún le interese. 
 
Sin embargo, parece que aún tiene seguidores, pues unos 5.000 aficionados se presentaron a verlo entrenar el martes en un complejo de entretenimiento en el centro de la ciudad. 
 
Algunos de ellos ya compraron boletos para la pelea, aunque es poco probable que el Freedom Hall se llene a su capacidad a pesar de que fue incluida en la cartelera Laila Alí, hija de Muhammad Alí. 
 
La pelea será trasmitida por circuito cerrado de televisión por pago, y si hay suficientes personas que lo contraten, Tyson podrá liquidar una parte de 38 millones de dólares que le debe a diferentes acreedores.