Con una naranja sobre su pecho descansaba ayer Carlos Romero Ycaza, de 70 años. Él pertenece al grupo de 16 jubilados del Frente de Defensa de Pensionistas, quienes todavía no han depuesto la huelga de hambre, pese a que el presidente de la República, Lucio Gutiérrez, se comprometió a aumentarles el 53% a sus pensiones el próximo 20 de agosto.

Carlos se encontraba en la carpa anaranjada, ubicada en la avenida Olmedo, liderada por el dirigente José Hoyos. Él y su compañera de colchón, Emma Tigrero, de 60 años, no declinarán la medida de hecho. Los afiliados inactivos de la agrupación están en desacuerdo con que se financien sus pensiones con el incremento al impuesto a la cerveza.

Por ello, dicen, esperarán hasta ver qué define el Congreso, luego de que el Ejecutivo vetó parcialmente el proyecto aprobado por los diputados, en el que excluían de los impuestos a la mencionada bebida alcohólica.

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El ambiente, en cambio, en la entrada de la Caja del Seguro era diferente, aunque reinaba el escepticismo. Los 17 pensionistas depusieron el sábado el ayuno y brindaron con encebollado y arroz con pollo el aumento de sus pensiones. Pero todavía no creen en la palabra del Presidente. Por ello esperarán que el alza se publique en el Registro Oficial. Solo allí saldrán de la dependencia, donde llevan ya 40 días. Pedro Díaz, dirigente de la Asociación Publio Falconí, enfatizó que para que salgan es necesario que el alza se publique en el Registro Oficial. “El Primer Mandatario ha tenido desfases en su gobierno, por eso dudamos. Estamos en suspenso a la espera del punto final”, dijo.

Mientras esto ocurre, este grupo de jubilados continúa bajo dos carpas verdes, ubicadas en la entrada principal de la dependencia. En una esquina se encontraba Azucena Cevallos, de 70 años. Hasta el sábado pasado, la mujer solo había ingerido agua, pan y consomé, a tal punto que bajó quince libras. Pero luego de que levantaron la medida, decidió brindar con una tarrina de encebollado. Ella manifestó su emoción de haber conocido al Presidente de la República. “El señor Presidente  nos ha hecho sufrir mucho. Por eso todavía no le creo”, agregó.

Mientras tanto, dentro de la Caja del Seguro Social, los médicos del Hospital Militar continúan con el control diario a los jubilados en un consultorio improvisado con otra carpa.

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La doctora María Bermeo recomendó a los pensionistas que depusieron la medida que empezaran a ingerir, poco a poco, los alimentos.

Pero eso no cumplieron Edda Castro ni Dolores Segarra, quienes degustaron arroz con pollo.

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Según Bermeo, la salud de los jubilados se encuentra estable.