El presidente cubano, Fidel Castro, rechazó hoy las acusaciones de que Cuba es un puerto de turismo sexual lanzadas por el presidente de EEUU, George W. Bush, y advirtió de que un ataque contra la isla sería un "colosal error".
 
Durante su discurso con motivo del 51 aniversario del asalto al cuartel de Moncada, que marca el inicio de la revolución, Castro se refirió con detalle al libro "Bush en el diván", del psiquiatra Justin A. Frank, que analiza la incidencia del alcoholismo y el fanatismo religioso en la personalidad del presidente de EEUU.
 
Explicó que, según este especialista, Bush ha reconocido en alguna ocasión que invadió Irak siguiendo un mandato divino.
 
"Ojalá que, en el caso de Cuba, Dios no quiera dar instrucciones al señor Bush de atacar nuestro país y le induzca más bien a evitar ese colosal error", manifestó Castro en los minutos finales de su intervención, que se prolongó durante cerca de hora y media.
 
Los cubanos, agregó, "estamos dispuestos a morir, no tememos a tu enorme poder, tu ira irrefrenable ni tus peligrosas y cobardes amenazas contra Cuba".
 
Además, recomendó a Bush que consulte con el Papa Juan Pablo II antes de seguir otro "mandato bélico divino" que le lleve a nuevas invasiones.
 
Bush "debería cerciorarse de la autenticidad de cualquier mandato bélico divino, consultándolo con el Papa y otros prestigiosos dignatarios y teólogos de las iglesias cristianas, preguntándoles qué opinan", antes de planear otros ataques a terceros países, manifestó Castro en tono irónico.
 
El presidente cubano refutó las declaraciones realizadas por Bush el pasado día 16, en las que acusó al gobierno de la isla de haber convertido al país en "un puerto principal del turismo sexual".
 
En aquella ocasión, Bush citó un estudio según el cual Cuba "ha reemplazado al sudeste de Asia como sitio para los viajes de los pederastas y turistas que buscan sexo", y recordó que la Casa Blanca "trabaja para una transición rápida y pacífica a la democracia en Cuba".
 
Bush "califica al turismo en Cuba como sexual y los turistas de EEUU y Canadá como pedófilos, cuando todo el mundo conoce que, en su inmensa mayoría, se trata de jubilados y personas de la tercera edad (...) que buscan la tranquilidad y seguridad excepcional, la educación, cultura y hospitalidad" de la isla, señaló Castro.
 
Se preguntó si Bush calificaría a las industrias turísticas estadounidenses y españolas de turismo sexual, ya que en Estados Unidos hay casinos, locales de juego y prostíbulos, y en España la prensa publica anuncios "para todos los gustos de las personas que practican el antiguo oficio de la prostitución".
 
"Ninguna de las actividades mencionadas tiene lugar en Cuba, sin embargo, en la mente calenturienta y fundamentalista del todopoderoso señor de la Casa Blanca y sus más íntimos asesores, ahora hay que salvar a Cuba no sólo de la tiranía, hay que salvar a los niños cubanos de la explotación sexual y del tráfico de personas", denunció.
 
Recordó que la revolución que le llevó al poder en 1959 prohibió las "zonas de tolerancia" y "educó y buscó empleo" alrededor de 100.000 mujeres ejercían la prostitución.
 
En cuanto a las acusaciones de Bush sobre explotación infantil, insistió en que la educación y la protección a la infancia son objetivos prioritarios de la revolución.
 
Castro, que calificó a Bush como un "personaje siniestro, que nos amenaza, nos insulta y nos calumnia", advirtió que aumenta la idea de un "voto de castigo" entre los electores cubano-estadounidenses  por las últimas restricciones de viajes adoptadas contra Cuba, que entraron en vigor el pasado 30 de junio.
 
El líder cubano habló en el teatro de la Universidad de Las Villas, en Santa Clara, con capacidad para unas 900 personas, porque la amenaza de lluvia obligó a cambiar el escenario inicialmente elegido, la plaza de Ernesto "Che" Guevara, donde estaba prevista la asistencia de 30.000 personas.