El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, sufrió su primera crisis en catorce meses de gestión por su política preventiva y  disuasiva ante el conflicto social.

Kirchner pidió la renuncia el sábado a su ministro de Justicia, Gustavo Béliz, y previamente al Jefe de la Policía, por no cumplir la orden de que los hombres a su mando no portaran armas de fuego para controlar una marcha.

El gobierno asegura que la represión de las protestas solo traería más violencia, en un país en el que hace dos años y medio una revuelta popular derrocó a dos presidentes en quince días.