El clamor de todas las comunidades indígenas que participan en la II Cumbre Continental de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas, fue el mismo en cada uno de los participantes que ayer continuaron en el evento: trabajar sin dañar la naturaleza.

Los indígenas chilenos afirmaron que pese a que representan el 80% de la población en ese país, el Estado se niega a reconocer su existencia. Ellos piden apoyo a las demás comunidades para hacer respetar sus derechos como dueños de las tierras en donde labran y viven.

En México, 32 comunidades que viven en la zona sur, militarizada por Estados Unidos, exigen lo suyo: “las tierras no son del Gobierno, sino de quien las trabaja”.

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Los guatemaltecos, brasileños, bolivianos, peruanos, no tienen realidades diferentes, pero además de solicitar lo mismo a sus Estados, proponen una educación basada en sus bases culturales, de modo que no pierdan su estrecha relación con la tierra.

En Uruguay los participantes nativos contaron que tuvieron que hacerse un examen de ADN para probar al gobierno que sí son descendientes de indígenas latinos.

Juntos intentan defender la posesión de las tierras, que antes no tenía fronteras, límites o delimitaciones.

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Los indígenas exclamaron que ellos son los llamados a cuidar la tierra, porque donde ellos habitan existe fauna y flora que grandes multinacionales quieren explotar.