“La alegría y las lágrimas son las mismas en todo el mundo”. Esa es la mejor enseñanza del Mundial de Optimist 2004 que guardará en su mente Eduardo Carvajal, un hombre de 28 años, oriundo de la península de Santa Elena, y quien quizá no fue uno de los protagonistas del campeonato que terminó ayer, pero su colaboración, junto a otros 19 hombres, permitía cada día salir puntualmente a los 228 veleros al mar.

Y él quiso plasmar ese valioso recuerdo en un afiche del torneo. Antes de la salida de la última regata de ayer consiguió un marcador y recogió las firmas de los deportistas.

Pero no solo Carvajal sino también otros compañeros de labor como Vicente González, hicieron uso de su inglés elemental –aprendido por sus cinco años de trabajo en el SYC– para hacerle un regalo al chino Wei Ni: “For you. Salinas Yacht Club”. Con esa expresión, Vicente entregó una camiseta al ganador.

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Entre los veleristas también hubo el tradicional intercambio de firmas. El mejor soporte para guardar los nombres de los amigos del optimist fue una vela a escala menor que comercializó con éxito la firma Lange Río Tecna.

La seriedad que se acostumbraba a ver en la zona de reunión de los chinos fue reemplazada por la alegría de los rostros asiáticos al ver cómo su campeón mundial comenzaba a congeniar con su prematura fama, que nació en Ecuador a sus 13 años.

Todos quisieron tomarse fotos y recibir firmas del nuevo monarca del Optimist 2004, y él complació a sus primeros fanáticos, que incluyó a niños de tres años, sus ex rivales en el torneo, líderes de otros equipos, periodistas, socios y trabajadores del SYC.

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Aunque su regata representaba solo un trámite ayer, el chino Wei Ni salió al mar más alegre y sin la presión de los días anteriores. Aun cuando no habla inglés ni español, aprendió a decir “¡Bacán!” y “¡Gracias!”, palabras con que se despidió del inolvidable Mundial de Optimist 2004 para Salinas y Ecuador.

EN EL MAR

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La velerista alemana Tina Lutz es la ganadora de la división mujeres, al ser la mejor en su categoría en las regatas realizadas.

Antes de la última regata que se largó ayer, decenas de pescadores de la Península desfilaron en sus lanchas y con sus familiares a bordo, a manera de comparsas en el mar, por la rada de Salinas.