Los jugadores recibieron llamados de atención al perder con Uruguay

Es que se los tuvo que putear para que recobraran el amor propio en un partido que no se debió perder, que era ganable ante Uruguay, y los muchachos lo entendieron”, reveló Gabriel Jaime Barrabás Gómez, asistente técnico de la selección de Ecuador, y hermano de Hernán Darío Gómez, entrenador que renunció a sus funciones.

Esto ocurrió en el camerino del estadio Elías Aguirre, de Chiclayo, la noche del pasado 10 de julio cuando los tricolores cayeron 2-1 en su segundo juego de la Copa América de Perú, ante el combinado uruguayo.

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Los pocos días de preparación que tuvo el equipo ecuatoriano para representar al país en el certamen dejaron como saldo el último puesto entre doce selecciones. Después de esto Gómez asumió la responsabilidad.

Sin embargo, en una publicación de este Diario del pasado 8 de junio, Gómez señaló que daría prioridad a las eliminatorias mundialistas y designaría un equipo combinado para la Copa América. “Nos interesan los dos torneos, pero la eliminatoria es nuestra meta”, afirmó el entrenador.

La críticas empezaron a llegar a la concentración de Ecuador, el hotel Plaza en Chiclayo, la misma noche de la goleada 6-1 en el debut ante Argentina (7 de julio). Después del encuentro varios  jugadores prefirieron no merendar y se quedaron en sus habitaciones.

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Bolillo había anticipado su posible renuncia por la goleada que le infligió Argentina al que calificó de “saca técnicos”.

La mañana siguiente el ambiente y rostro de los seleccionados cambió. Preocupación, silencio y aislamiento fue lo que matizó el día después de la derrota contra los albicelestes, mientras los hinchas ecuatorianos que viajaron a Chiclayo reclamaron desde afuera del hotel.

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El tema del estado físico de algunos jugadores como Ulises De la Cruz, Iván Hurtado y Édison Méndez fue la nueva polémica. El preparador físico Elkin Sánchez admitió que no se efectuó un buen trabajo con estos jugadores.

La tercera derrota tricolor (2-1 ante México), reafirmó la intención de renunciar de Gómez.

“Al llegar a Quito, después de la Copa América, algunos jugadores me dijeron que hablara con Bolillo, que le dijera que no renunciara”, aseguró Barrabás.