Leer el periódico en una hamaca bajo la sombrilla con  los pies en la arena y vistas a Notre Dame: así celebró el  inicio de su verano Lucía, una colombiana que reside en París y como miles de  ciudadanos acudió a la inauguración de París-Plage,  playa artificial de la  capital francesa. 

Desde el miércoles y hasta el 20 de agosto, las orillas del Sena se  convertirán por tercer año en una playa con  la intención de dar a los franceses la sensación de estar de vacaciones sin salir de la ciudad.

En total, cerca de 3,5 km de carretera se cortaron a la circulación y los  muelles más populares y emblématicos del Sena se convirtieron en  lugar de  descanso.

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Para ayudar a esta transformación las autoridades  municipales no escatimaron gastos. En total, casi dos millones de euros (2,4  millones de dólares), de los cuales, 1,37 millones financiados por empresas privadas.

Todo ello para crear tres playas artificiales con 2.000 toneladas de arena,  siete fuentes de agua potable, pulverizadores para aliviar el calor, un  solarium, cinco cafés, hamacas, palmeras, bambúes, juegos, puestos de socorro,  atención médica y otros.

París-Plage comenzará a la altura del jardín de las Tullerías, pasará por  las islas de la Cité, donde se alza Notre Dame, y Saint-Louis, hasta el puente  Sully, dejando a un lado el Hotel de Ville o Ayuntamiento. 

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En su tercer año consecutivo, París-Plage ofrecerá más distracciones con el  fin de batir el récord de visitantes del 2003, cuando se superaron los tres  millones.

La gran novedad de este año será la apertura de una gran piscina de 220  metros cuadrados, muy cerca de la catedral de Notre Dame, en la que se esperan  unas 1.000 personas cada día. 

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Por ahora y pese a los constantes esfuerzos del gobierno, las aguas del  Sena no son aptas para el baño.