La noche toda se vino entera, contenida en una descarga musical que los salseros sabían no podía ser de otro modo. La Sonora Ponceña, Tito Gómez, Freddy Barberán y la orquesta de Eddy Conga metieron verdadera candela en un concierto que empezó el jueves y terminó el viernes.

El Jardín de la Salsa fue el lugar que Argüello Producciones, los organizadores del espectáculo, escogieron para celebrar la fiesta por los 50 años de existencia de la orquesta puertorriqueña Sonora Ponceña.

Nada más acertado, porque el lugar se convirtió en un bailadero donde las emociones de miles quedaron esparcidas en cada rincón del Jardín. Con el arranque bastante adecuado de Eddy Conga y su orquesta arremetiendo fuerte con Toro mata, Quimbara y explotando con Un verano en Nueva York.

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Tremenda descarga que siguió prendida cuando Freddy Barberán atacó fuerte con el acompañamiento de la orquesta de Conga en su homenaje al imprescindible Héctor Lavoe. El flaco se mandó su parte con un repertorio que concluyó con Periódico de ayer luego de que el público lo hizo volver al escenario para seguir con la gozadera.

Vino después el puertorriqueño Tito Gómez, este abrió su parte del espectáculo con el tema Te burlaste de ella, sin presentación ni nada. Rompiendo las distancias y quedándose con el aplauso y el cariño del público.

Bien en la onda de lo que la gente pedía se fue con Llegaste tarde y el descontrol estaba en el aire con el zapateo que reinaba por doquier y los gritos que repetían las frases de Ganas, Página de amor, Miserable, Déjala.

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La Sonora Ponceña no dejó ninguna duda sobre su fama. Recibió a Guayaquil con Yaré en impecable interpretación de Fernando Wito Colón, la descarga vino después y el propio Wito lo confirmó con su frase “Diablos esto está de verdad encendido”.

Eso realmente estaba quemando y el fuego continuó prendido porque Pichy Pérez se vino con todo lo suyo en De qué callada manera, y aquello no tenía cara de que se iba a detener y así mismo fue porque con El pío pío de los pollitos todos estaban bailando y delirando con esta banda qua tardó 50 años en presentarse por primera vez en nuestro país.

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Las palabras de Carlos Alberto Mendoza, que llegó desde Machala para disfrutar con la Sonora, sirven para definir lo que muchos sentían en esos momentos. “Puedo morir, puedo morir de lo que sea, lo más grande ya me pasó”. Gracias Sonora Ponceña por tu música eterna.