¿Qué es lo que espera la ciudadanía de estas elecciones y de las nuevas autoridades que se elijan? No hagamos una lista interminable de metas; concretémonos a las más importantes:

Que la violencia continúe excluida de los predios universitarios. Lejanos parecen los días en que la Universidad era la guarida de grupos armados que sembraban el terror entre sus opositores, financiados primero por dictadores de turno y luego por mafias de asaltantes. Es un gran mérito que la Universidad haya desterrado esos grupos justo en una etapa en la que, por el contrario, la violencia comenzaba a adueñarse del país.

Que la política universitaria se despliegue como debate de ideologías y programas, y no como un negocio de intereses privados. Quizás parezca injusto que le pidamos esto a la Universidad en un momento en que la política nacional avanza por el camino opuesto, pero si la Universidad no es capaz de servirnos de ejemplo, entonces, ¿quién lo será?

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Que en el nivel académico y científico –quizás el campo donde más resta todavía por hacer– se dé un verdadero salto hacia delante, para lo cual el liderazgo como siempre será una cualidad indispensable.

¿Es mucho pedir? Creemos que no, si consideramos lo que se ha logrado hasta ahora.