La globalización ha empujado a grandes grupos humanos a buscar mejores horizontes fuera de sus naciones, pero en el caso de Ecuador la emigración “es un juego con las cartas marcadas”.

Esa es la conclusión a la que llegaron 19 investigadores de Ecuador, España y México, que comparten  estudios en el libro Migraciones: Un juego con las cartas marcadas, auspiciado por la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE) y la organización Cáritas de España.

El texto analiza las posibilidades y riesgos de las migraciones, sus fenómenos, características, el particular proceso ecuatoriano y las acciones ilegales en las que deriva.

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El coordinador de Economía Social de Cáritas española, Jaime Atienza, afirmó que la crisis de desarrollo en varios países y la necesidad de mano de obra barata en naciones industrializadas son razones para comprender la migración.

El especialista español se preguntó “¿quién sale beneficiado de la migración?”, y considera que ganan las naciones receptoras de mano de obra, ya que no se explica de otra manera el vertiginoso desarrollo de las economías fuertes y el deterioro de las débiles como Ecuador, dijo.

Su compatriota José Antonio Alonso, que analiza en el libro las implicaciones económicas de la emigración y el desarrollo, recuerda que en el  2002 el 2,9% de la población mundial se hallaba en situación de emigración.

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En el 2002 América Latina fue el principal destino del total de las remesas con el 31,2%, seguido de Asia Meridional con el 20%, Oriente Medio y el Norte de Africa (17,5%), Asia Oriental (13,7%), Europa y Asia Central (12,5%).

En el caso ecuatoriano, la investigadora Gioconda Herrera recuerda que en el 2003 un millón de ecuatorianos, el 14% de la población adulta, recibían aportaciones de  familiares en el extranjero.

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El monto de las remesas pasó de 794 millones de dólares en 1998 a 1.432 millones en el 2002, y se calcula que superó los 1.500 millones en el 2003.