El ex asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Sandy Berger, lamentó haber sacado ilegalmente documentos secretos y haber destruido varios de ellos pero aclaró que fue un   error sin malicia, aunque varios legisladores republicanos pidieron una investigación. 
 
"¿Qué información podría ser tan vergonzosa que un hombre con décadas de experiencia en el manejo de documentos secretos se arriesgaría a ser sorprendido saqueando los secretos más delicados de nuestra nación?", comentó el presidente de la Cámara de Representantes Dennis Hastert. "El señor Berger tiene que dar muchas explicaciones". 
 
El Departamento de Justicia investiga si Berger cometió un delito al retirar de los Archivos Nacionales documentos sobre la campaña antiterrorista del gobierno y las notas que tomó sobre esos documentos. Berger los sacó para determinar qué documentos de la presidencia de Bill Clinton debería entregar a la comisión que investiga los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001. 
 
Al ser conocida la noticia, Berger renunció el martes a la asesoría de la campaña presidencial del senador demócrata John Kerry. 
 
Posteriormente, Kerry dijo que "Sandy Berger es mi amigo, y ha servido sin descanso a esta nación con honor y distinción. Respeto su decisión de cesar como asesor de esta campaña hasta que sea resuelto este asunto objetiva y justamente". 
 
Berger insistió ante los periodistas que no era culpable de delito alguno. 
 
"El año pasado, cuando estuve en los Archivos revisando documentos, cometí un error sin malicia. Lo lamento profundamente", insistió Berger. "Encaré este asunto en octubre del 2003 completa y extensamente. Todo lo que hice en este proceso tuvo como fin ayudar y respaldar la tarea de la comisión del 9/11, y cualquier sugerencia en sentido contrario es simplemente una equivocación". 
 
Muchos demócratas, entre ellos Clinton, sugirieron que el momento de la filtración a la prensa sobre la conducta de Berger tuvo motivaciones políticas, al haber surgido días antes de que la comisión difunda el jueves su informe completo. Ese informe seguramente criticará la respuesta del gobierno a la creciente amenaza de Al Qaeda, lo que podría perjudicar al presidente George W. Bush. 
 
"El momento (de la filtración) es interesante", afirmó Clinton. Berger fue asesor de Seguridad Nacional durante su segundo mandato. 
 
Berger y su abogado, Lanny Breuer, reconocieron que el ex funcionario se llevó a sabiendas de los Archivos notas manuscritas que colocó en los bolsillos de su traje y pantalones, y que sin darse cuenta se llevó copias de documentos secretos que metió en su portafolios. Aunque devolvió la mayor parte de esos documentos, algunos siguen desaparecidos. 
 
El líder de la mayoría en la Cámara, Tom DeLay, dijo a los reporteros que se trata de un caso de hurto y puso en duda la declaración emitida el lunes por Berger atribuyendo la retirada de documentos a su estilo descuidado y ramplón.
 
"Creo que lo que hizo es algo grave, gravemente serio. Podría ser una crisis de seguridad nacional", insistió DeLay. 
 
Los documentos afectados fueron un caballo de batalla entre los gobiernos de Clinton y Bush sobre quién actuó con mayor energía ante el terrorismo de Al Qaeda. Escritos por el ex ayudante del Consejo de Seguridad Nacional Richard Clarke, analizan la conjura de 1999 para atacar los festejos del milenio en Estados Unidos y las medidas a tomar contra la red de Usama ben Laden. 
 
En su declaración del lunes, Berger dijo que todos los documentos de la administración Clinton solicitados por la comisión del 11 de septiembre fue entregado a sus miembros. Berger agregó que devolvió algunos documentos secretos y todas sus notas manuscritas cuando se lo pidieron, salvo dos o tres copias del informe del milenio que quizá destruyó sin darse cuenta. 
 
El vocero de la comisión del 11 de septiembre, Al Felzenberg, dijo que la investigación sobre la conducta de Berger no tendrá influencia alguna en el informe de la comisión.