Lágrimas en el mar

Deam Burrows, velerista de Australia, no pudo competir en el primer día porque se mareó y su vela se cayó al mar.

Su bote fue remolcado por una lancha del comité organizador del Mundial de Optimist,  que lo transportó hasta el muelle, donde fue recibido por su padre.

El velerista, quien no pudo contener las lágrimas al salir del mar, fue llevado al hotel de la Armada, donde descansó para reponerse y salir al día siguiente a competir.

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Salidas siempre con puntualidad

Las salidas de los veleristas al mar se cumplen puntualmente, los miembros de Marinería del Salinas Yacht Club hacen que los horarios se ejecuten estrictamente.
Los 228 veleristas se dividen en seis flotas identificadas por colores: azul, rosado, rojo, amarillo, verde y blanco. Ellos abandonan el muelle en grupos de dos flotas, cada salida se efectúa con intervalo de 10 minutos, es decir que el proceso de zarpar toma media hora aproximadamente.

A los  portugueses también les encanta el  fútbol

Los portugueses demostraron que no en vano son los vicecampeones de la Eurocopa 2004. Ayer, los veleristas de ese país del Viejo Continente, Diogo Pontes, José Cunha, Iago Morais, Miguel Coimbra y Joao Rosa, no resistieron las ganas de jugar fútbol y retaron a un equipo de niños socios del Salinas Yacht Club para jugar un partido, incluso uno de ellos utilizó las mismas botas de velerista “para pelotear”. Los portugueses ganaron 4-3 y por su buen dominio del balón animaron a otro grupo de socios a jugar un segundo amistoso, aunque -por su cansancio también de tanto navegar todo el día perdieron- en el segundo partido 0-2. Pero regresaron contentos al hotel, porque hicieron algo que les apasiona tanto como practicar el optimist: jugar fútbol, el deporte que más se hace  en Portugal.