Los países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) inician hoy en Sorrento (sur de Italia) una reunión que se presenta crucial para la regulación de la pesca y conservación de estos cetáceos.

Se trata de la primera vez desde la introducción de la moratoria sobre la caza de ballenas, en 1986, en que el bloque ballenero, con Japón, Noruega e Islandia a la cabeza, puede lograr una mayoría simple dentro de la CBI, lo que supondría, según los ecologistas, un “duro golpe” a los avances de los últimos años.

Aunque para levantar la moratoria se requiere el voto de las tres cuartas partes de los 57 miembros, una mayoría de la denominada facción ballenera abriría las puertas al aumento de las cuotas para la  “caza científica” en la que se escudan varias naciones.

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Desde 1986, Japón ha esgrimido el argumento de la “investigación científica” para pescar, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), mas de 8.000 ballenas, entre ellas especies en peligro de extinción.

Organizaciones ecologistas como Greenpeace y el propio WWF han denunciado que el respaldo a los balleneros es el resultado de la campaña de “compra de votos” en la que se ha embarcado Japón en los últimos años, con financiación a nuevos miembros, a través de sus programas de cooperación.

Según Greenpeace, en 1993 la Agencia Pesquera de Japón “sólo” financiaba a cuatro países, que pasaron a ser siete en 1997, una decena en 2001 y ahora son una quincena.

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Los votos de estos miembros, junto con los de  Noruega, Islandia, China, Corea y Rusia, que habitualmente se alinean con las tesis japonesas por interés propio, podrían ser mayoría en el organismo que regula la caza de los  mamíferos marinos.