Los Chacareros argentinos, con la aprobación oficial emitida hace unos días, podrán en la zafra 2004-2005 sembrar otro maíz transgénico, llamado por la Monsanto RR, octavo material genéticamente modificado permitido en este granero del mundo, que destina cerca de 3 millones de hectáreas para el cereal.

La transnacional norteamericana en ese país tiene para la venta inmediata 10.000 fundas de esta semilla resistente al herbicida glifosato, que también fabrica, particularidad que redunda en una reducción de costos al realizar un control más efectivo de las hierbas no deseadas que compiten con el cultivo comercial.
Argentina proyecta duplicar su área maicera en un plazo máximo de 5 años con el crecimiento de sus exportaciones, de las cuales 124.804 TM compraron en el 2003 las industrias de alimento balanceado ecuatorianas, equivalentes al 35% del total importado.

“Si se suman los ya existentes incentivos de la producción de soja y maíz transgénicos a un incremento de los envíos hacia el gigante mundial que es China, se podría estar hablando definitivamente del fin de la agricultura natural, tal como existió hasta ahora en la Argentina y que la llevó a ser considerada como granero del mundo, para ser el ‘paraíso de los transgénicos’, intuye Sebastián Valdomir en un informe especial de Radiomundo real, en esa nación.