Los hidrocarburos son vitales para el afán del Gobierno de recuperar económicamente a Bolivia.

Unos 4,5 millones de bolivianos acudirán mañana a las urnas para decidir sobre la gestión de las riquezas gasíferas del país sudamericano más pobre, en un referendo que se convierte en el primer gran desafío del presidente Carlos Mesa y que puede comprometer su continuidad en el poder.

Aunque cuestionado por las organizaciones sociales y sindicales, el referendo es uno de los compromisos adquiridos por Mesa al asumir en octubre del 2003, tras un violento alzamiento popular que derrocó al ex presidente Gonzalo Sánchez de Losada.

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La revuelta se produjo para rechazar un proyecto de exportación de gas boliviano a Estados Unidos y México por un puerto de Chile.

La consulta fue convocada por el Presidente para aumentar la presencia estatal en el  sector de hidrocarburos, actualmente en manos privadas y autorizar la exportación de gas natural a otros países.

La propuesta, rechazada por sindicatos, campesinos y organizaciones de izquierda, que reclaman la total nacionalización de la industria de los hidrocarburos que supondría anular los contratos con las multinacionales y expropiar sus bienes en Bolivia, amenazaron con sabotear la jornada cívica en la que el voto es obligatorio.

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Mesa rechaza la nacionalización, pues afirma que espantaría a los inversores y cargaría a las esmirriadas arcas nacionales con indemnizaciones de entre 3.550 y 5.000 millones de dólares, casi el 60% del Producto Interno Bruto.

En cambio, plantea “recuperar” para el Estado la propiedad de los hidrocarburos “en boca de pozo” (en la superficie) y gestionar todo el proceso productivo posterior a la extracción mediante la “refundación” de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

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Gas por mar

Pero Bolivia definirá en el referendo no solo el destino de sus reservas energéticas y del sector petrolero, sino también el respaldo popular a la estrategia “gas por mar” del presidente Carlos Mesa, que condiciona la venta de gas a Chile a cambio de un acceso “útil y soberano” al Pacífico, perdido en una guerra de hace más de un siglo.

El gobernante, que califica a sus opositores de “ultrarradicales” e  “irracionales”, ha enviado tropas incluso a poblaciones indígenas andinas,  tradicionalmente opuestas al poder de blancos y mestizos, donde el Estado  permanecía ausente desde el 2000.

Mandos militares han denunciado la conformación de grupos armados en esta zona, que no es productora de hidrocarburos, mientras en regiones productoras de gas, favorables a mantener la privatización, se escuchan incluso pedidos de autonomía.

Según diversas encuestas, el 65% de los bolivianos apoyará la propuesta del Mandatario.

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El pronunciamiento es clave para asegurar la estabilidad de Mesa, actualmente asediado por reclamos sociales de sindicatos y organizaciones indígenas en un país en donde el 70% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.

Petroleras


Política para crisis
Bolivia posee una reserva de 54,9 trillones de pies cúbicos de gas. Con base en los resultados del referendo, el presidente Carlos Mesa propone una política  hidrocarburífera que reactive el país, sumido en su peor crisis en 30 años.

Histórico
Carlos Villegas, director de Posgrado de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, dijo que la compleja situación de Bolivia solo se compara a las de 1952, con una revolución nacionalista que aportó notables avances sociales, y 1985, con la introducción del modelo de libre mercado para salir de una grave crisis económica.

Falta liderazgo
Para este experto, la diferencia entre esos procesos y el actual “es que en esos dos momentos hubo respuesta política, hubo visión de país y hubo liderazgo hasta el caudillismo”, lo que a su juicio, no ha sucedido ahora.

Presencia estatal
Para Mesa, la “refundación” de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) es volver a la administración estatal del negocio, pero con acuerdos con las multinacionales y sin anular  los contratos vigentes ni confiscar inversiones petroleras.